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La permanencia reside en Son Moix. Treinta y dos jornadas después de que se le retirase el precinto al campeonato de Liga, el Mallorca puede darle carpetazo a uno de los asuntos que más problemas le han acarreado en los últimos tiempos y cuenta con la ventaja de hacerlo en el escenario que mejor conoce, su propia casa. La formación que dirige Gregorio Manzano consumirá hoy su décimo sexta actuación como equipo local y aunque hasta ahora el factor campo no ha sido ni mucho menos determinante, el estadio del Camí dels Reis está preparado para vivir una tarde mágica.

El centro de operaciones del Mallorca acogerá una cita cargada de trascendencia y dramatismo. Los dos equipos que componen el cartel del encuentro penden ahora mismo de un hilo y aunque ambos pueden sacar la cabeza con un resultado positivo, saben que una derrota incrementaría el volumen de sus problemas porque quedarían practicamente acorralados. En esta ocasión el calendario ha sido benévolo con el conjunto insular, que va a disputar como anfitrión los encuentros más calientes del torneo.

Ya lo hizo contra el Espanyol hace algunas semanas y lo repetirá esta tarde contra el Alavés en una confrontación que lo tiene todo para ser decisiva cuando descienda la persiana del torneo. Esta vez en cambio, el recinto balear debe convertirse en un punto de apoyo para los de Manzano, que en casa suelen acusar la presión de tener que llevar la iniciativa para satisfacer los deseos de su público.