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Empieza la cuenta atrás. Con la Liga agonizando y la parte baja de la clasificación convertida en una ratonera gigante, el Mallorca inicia en el Calderón la serie definitiva hacia la permanencia. El equipo de Manzano, que ha puesto todos sus contadores a cero tras la dolorosa caída de la semana pasada, desembarcará esta tarde en una de las orillas del Manzanares con la obligación de llenar su bolsillo de puntos antes de emprender el viaje de vuelta. El conjunto balear ha despilfarrado el crédito que administraba hasta hace muy poco y tendrá que modificar su propuesta, ya que un nuevo tropiezo, unido a una mala combinación de resultados, le obligaría a dormir otra vez junto a la hoguera (Estadio Vicente Calderón, PPV, 19.00 horas).

Y es que el problema de la sequía ofensiva empieza a ser preocupante. El equipo, que tras superar al Cádiz en Son Moix ha sido víctima de una pájara terrible, sólo ha conseguido un gol en las últimas cinco jornadas y con ese balance es muy difícil aspirar a según que objetivos. Aunque pasan las semanas, el asunto sigue sin solucionarse y parece evidente que se trata de uno de los males destructivos para el Mallorca. Manzano lo sabe y lleva un par de semanas dándole vueltas al asunto con la intención de solucionarlo.

Más allá de la trascendencia de los puntos en juego, el partido servirá para calibrar el estado de ánimo del Mallorca, que parece algo debilitado después todo lo que ha ocurrido ultimamente. El propio Manzano, en un intento de regenerar el ánimo de sus futbolistas, ha trabajado durante toda la semana incidiendo en el aspecto psicológico y les ha recordado que hoy comienza un pequeño torneo de cuatro partidos en el que se volcarán todas las opciones de llegar a la meta. La plantilla por su parte, asegura que los resultados más recientes no han trastocado todavía sus planes y es partidaria de continuar por el camino que se ha seguido hasta ahora, aunque con algo más de acierto ante la puerta contraria.