Desde que comenzara el TMS de Montecarlo 2005, Rafael Nadal no sabe lo que es perder sobre tierra batida. Son 53 partidos consecutivos ganando, una marca que le ha permitido igualar el récord de Guillermo Vilas como el jugador con mejor racha de la historia sobre arcilla. Desde su triunfo ante Gael Monfils en la primera ronda del torneo del Principado del año pasado a su victoria de ayer ante Roger Federer en la final del TMS de Roma 2006. Todos los que se han cruzado por su camino han sufrido su garra, han padecido su entrega, han soportado sus tiros, han terminado doblegando la rodilla.
Antes de que el curso anterior llegara a Montecarlo, Rafael Nadal ya había demostrado en la gira sudamericana que iba a ser uno de los jugadores importantes de la temporada de tierra batida. Cuartofinalista en Buenos Aires y campeón en Costa Do Sauipe y Acapulco, el tenista mallorquín se perfilaba como uno de los grandes candidatos a alzarse con la victoria en Roland Garros, la cita más importante del tenis sobre polvo de ladrillo.
Como la irrupción de Rafael Nadal estaba siendo tan rápida, el tenista mallorquín tuvo que ir improvisando su calendario sobre la marcha. Jugar la final en el TMS de Miami le supuso una carga de partidos que no se habían previsto y, ante lo que se le avecinaba, encaró el Torneo de Valencia sin demasiadas ambiciones. Su derrota ante Igor Andreev le obligó a poner la cuenta a cero y a empezar de nuevo desde Montecarlo.
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