Catalina Cirer, Jaume Matas y Vicenç Grande, durante su comparecencia ante los medios de comunicación.

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No hubo firmas. Tampoco detalles sobre el proyecto que puede desarrollarse en Son Moix, pero si un tratado de intenciones y quizás un acuerdo tácito. Vicenç Grande obtuvo ayer en el Consolat su primera licencia para levantar las torres. El presidente del Mallorca logró arrancar durante la reunión que mantuvo con Jaume Matas y Catalina Cirer compromiso institucional para desarrollar su ambicioso proyecto urbanístico. Grande ya no juega solo, Govern y Ajuntament de Palma ya están en su equipo.

Cronológicamente, el Mallorca dio su primer paso al fente para construir su «nuevo estadio», el término que acostumbra a utilizar su máximo accionista para referirse a su plan, que en síntesis pasa por ampliar la capacidad del estadio a 40.000 espectadores; crear una zona de ocio y comercial y, por encima de todo, construir las tres torres que flanquearán el hogar mallorquinista. «Debo reconocer que ahora tengo la convicción de que el proyecto va a desarrollarse. Habrá que revisar algunas cosas. Quizás achatar las torres (bromeo), pero ya no tengo dudas. Jaume Matas y Catalina Cirer se han mojado por el Mallorca y es justo reconocerlo», subrayó el mandatario balear.

El mensaje del president de Govern también fue de complicidad, aunque también condicionó un buen puñado de cosas al consenso político. «Vamos a ayudar y colaborar en todos los proyectos que puedan ser buenos para el Real Mallorca, el club deportivo más representativo de esta Comunitat y que después de muchos años vuelve a estar en manos de empresarios mallorquines, de gente nuestra. Queremos ayudar y estudiaremos todos sus proyectos. Eso si, vamos a buscar el consenso político. No queremos que el Mallorca se convierta en un elemento de disputa política», señaló Jaume Matas.