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Rafael Nadal se juega el pasaporte para las semifinales de la Copa Masters ante un rival que conoce perfectamente pero frente al que no sabe cómo se desarrollará el partido. El jugador mallorquín se mide (hoy, 12.00 horas en España) con Nikolay Davydenko, número tres del mundo y adversario con el que nunca se ha enfrentado. Las sensaciones después de doblegar a Tommy Robredo en el segundo partido son muy positivas y el tenista balear confía en mantenerse vivo en este torneo de maestros. Han cambiado mucho las cosas en sólo dos días. De perder ante James Blake un partido con muchas opciones, a sentirse totalmente confiado y con una derecha impresionante. Rafael Nadal es un jugador nuevo antes de medirse con Nikolay Davydenko. La victoria ante Tommy Robredo le ha fortalecido anímicamente, le ha ayudado a recuperarse del varapalo de la salida en falso y le ha proporcionado una confianza muy grande para afrontar el duelo de hoy.

Es un partido inédito. Nunca antes se han enfrentado Rafael Nadal y Nikolay Davydenko y es difícil de pronosticar cómo afectará a cada jugador el tenis de su rival. Pero a priori la táctica parece clara. El ruso es un tenista muy rápido, al que le gusta que los puntos sean muy intensos y cortos y que permanentemente busca el lado contrario. Es complicado verle repetir. Tiene dos grandes golpes desde el fondo de la pista, lo que le permite jugar un tiro a la derecha y el siguiente al revés. Le gusta que su adversario no pare de correr y llevar la iniciativa en el punto. En ciertos aspectos recuerda a Andre Agassi, ya que juega encima de la línea de fondo y se aprovecha de la velocidad de los tiros del contrario para abrir constantemente los ángulos.

Es precisamente lo que va a intentar evitar Rafael Nadal. Entrar en una guerra de tiros es prácticamente un suicidio. Ante Davydenko es obligatorio jugar con cabeza y cambiar constantemente el juego. Una alta y una rápida. Sobre todo jugar con bolas altas. El ruso juega con empuñaduras muy continentales y le va a costar soportar la fuerza y el efecto de los tiros de Nadal, especialmente con su derecha. Hay un factor que además hace a Nadal un poco más favorito: la trascendencia del partido. Es un partido a cara o cruz, una final. El que gane se clasifica como segundo de grupo y el que pierda está eliminado. Y en esos momentos es cuando el balear ofrece siempre su mejor versión. De las 19 finales que ha jugado el balear, se ha impuesto en 17 (sólo perdió la primera en Auckland ante Hrbaty y la de Wimbledon ante Federer).