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REAL MADRID 85
GRAN CANARIA 82

REAL MADRID (22+22+17+24): López (2), Bullock (33), Milic (7), Reyes (20), Hernández Sonseca (0) -cinco inicial-, Hervelle (4), Tunceri (6), Sekulic (-), Smith (13), Martín (0) y N'Guema (0).

GRAN CANARIA (12+24+23+23): Fernández (8), Hunter (13), Moran (7), Vroman (4), David (25) -cinco inicial-, Guerra (0), Savane (11), Pérez (5), Norris (4), Baldo (5).

Àrbitros: Hierrezuelo, García Ortiz y Conde. Excluyeron por personales a Milic (m.40), Guerra (m.40), Vroman (m.40) y Tunceri (m.40). Señalaron técnica a Joan Plaza, entrenador del Real Madrid, por protestar (m.34).

Jorge Muñoa|MALAGA

El director de la sección de baloncesto del Real Madrid, Antonio Martín, confesaba antes de empezar la eliminatoria de cuartos entre el conjunto blanco y el Gran Canaria que lo pasa peor ahora como directivo que antes como jugador y, o es profeta, o intuía el sufrimiento que le esperaba a los blancos, que sudaron tinta para eliminar al equipo insular y meterse en semifinales, donde les espera el Tau Vitoria.

Si una eliminatoria parecía destinada a resolverse claramente a favor de un equipo era esta, pero la Copa es la Copa y las cosas, por mucho que en números apunten en una única dirección, deben dilucidarse sobre la pista. Una pista en la que Plaza y Salva Maldonado libraban un enfrentamiento especial, ya que son cuñados. El arranque pintaba oros para los blancos. Un 11-5 a los cuatro minutos sugería tranquilidad para el líder de la Liga ACB, que ya había ganado a los insulares a domicilio en el campeonato liguero.

Sin embargo, acabó siendo un espejismo porque el Gran Canaria obligó a los madrileños a aplicarse a conciencia y les tuvo en vilo hasta el final. Maldonado y el Gran Canaria salieron sin demasiados daños de un oscuro túnel tras el 22-12 y el técnico del cuadro insular buscó las vueltas a un Madrid que quizá salió con una pizca de confianza más de la recomendable en estas lides. Las defensas alternativas del técnico catalán consiguieron complicar las operaciones atacantes madridistas, desbaratar muchas posesiones y conducir el choque por caminos más farragosos de los deseados para el Madrid.