DRAC INCA (20+19+23+25): Ted Berry (13), Marc Blanch (6), Dylan Page (16), José Antonio Ferrer (13), Rob Little (6), -cinco inicial- Alberto Alzamora (4), Juanchi Cangelosi (0), Joan Riera (10), Alberto Ruiz de Galarreta (8) y Quique Moraga (11).
26 de 38 en tiros de dos puntos, 7 de 22 en triples y 14 de 19 en tiros libres. 34 rebotes (25 defensivos y 9 ofensivos) y 21 faltas personales.
PALMA AQUA MÀGICA (24+17+18+13): Sergio Ramos (6), Perico Sala (8), Shalawn Miller (6), Ray Tutt (16), Chris Massie (14), -cinco inicial- DeMarco Johnson (4), Matías Ibarra (4), Danny Lewis (3), Pep Pacreu (0) y Anderson Schutte (11).
18 de 35 en tiros de dos puntos, 8 de 26 en triples y 12 de 17 en tiros libres. 30 rebotes (19 defensivos y 11 ofensivos) y 22 faltas personales.
Àrbitros: Morales Ruiz y Rial Barreiro. Sin eliminados. Castigaron con falta técnica a Perico Sala y Marc Blanch.
Incidencias: Palau d'Esports d'Inca. Lleno. Más de 3.000 espectadores presenciaron el derbi mallorquín de la Liga LEB. Los alcaldes de Inca y Palma, Pere Rotger y Catalina Cirer, asistieron al encuentro.
Fernando Fernández
Si el baloncesto es cuestión de dinámicas, ayer se pudieron sacar muchas conclusiones de un derbi que muestra dos caras, deja sendas versiones y evidencia una vez más que el baloncesto mallorquín engancha. Drac Inca y Palma Aqua Mágica llenaron el Palau de la capital de es Raiguer. Sólo el Real Madrid y el dramático quinto encuentro del «play out» frente al Ourense consiguieron abarrotar la cancha inquense, que vivió uno de esos encuentros que hacen afición, los mismo que sólo uno puede ganar.
Y fue el Drac Inca el que aprovechó las circunstancias para prolongar su racha ganadora (87-72) y meter en serios problemas a su máximo rival geográfico, perdido en un último cuarto infame y rendido ante la mayor solidez e imagen de bloque mostrada por un Drac que fue de menos a más ante un rival que pudo marcharse en el electrónico, pero adoleció de males perennes bajo los tableros y siguió sin saber cómo apuntillar a un rival directo.
La derrota en Inca escuece por ser el Drac, pero además de ser la tercera consecutiva -y cuarta en las últimas cinco jornadas, tercera ante un enemigo directo- y de desenganchar del vagón de cabeza a los de Ciutat, deja eaverage directo en manos de los gualdinegros que, de paso, rompieron con el maleficio y estrenaron su casillero de triunfo en LEB ante los capitalinos, muy lejos de sus verdaderas prestaciones.
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Lo tiene bien merecido