Rafael Nadal y Roger Federer visitaron ayer la Capella de Sant Pere de la Seu tras ofrecer una rueda de prensa. Foto: PERE BOTA/JAIME MOREDA

TW
0

Carlos Román
Medio mundo estará hoy (16.00 horas) pendiente de lo que ocurra entre los muros del Palma Arena. El partido más especial de todos los tiempos, el acontecimiento deportivo que más expectación ha generado últimamente entre la población mallorquina, invadirá la instalación más vanguardista de la Isla en una jornada de película. Roger Federer y Rafael Nadal, los máximos exponentes del tenis contemporáneo, medirán sus fuerzas en un enfrentamiento inédito y sorprendente que durante unas horas paralizará a todo el planeta deportivo. El suizo y el balear la darán forma a la primera batalla de las superficies sobre una pista mixta (una mitad de hierba y la otra de tierra batida) y obsequiarán a la afición con una exhibición exclusiva.

Ninguno de los protagonistas se atreve a avanzar un desenlace, pero ambos son conscientes de que van a ser partícipes de una de las funciones más llamativas de su carrera y que lo harán además en un escenario privilegiado y ante un público entregado a la causa. Los seguidores isleños, que completarían varias veces el aforo del recinto escogido, han peleado hasta el último momento por una de las 7.200 localidades que se han levantado junto a la pista y están ansiosos por disfrutar del mejor enfrentamiento posible, además de ser testigos de un cruce que quedará siempre impreso en los libros de la historia deportiva. La cita carece de la importancia y el prestigio en los que habitualmente se engloban este tipo de confrontaciones, pero reúne una serie de atractivos que han disparado la motivación de los tenistas. «Me comentaron la posibilidad de jugar este partido hace un año y medio y desde el principio me pareció interesante. Después la idea fue cogiendo fuerza y la verdad es que ahora me ilusiona bastante», confesaba ayer Nadal a la hora de exponer sus sensaciones de cara al duelo de esta tarde. Federer por su parte, reconocía que, aunque no le apasionan los actos ajenos a la competición, viene a pasárselo en grande con el encuentro: «No suelo jugar muchos partidos de exhibición, pero éste es especialmente atractivo y ojalá disfrutemos nosotros y también lo haga el público».

Una de las grandes preocupaciones de Nadal y Federer es el proceso de adaptación a una superficie a la que no accederán hasta poco antes del comienzo. En principio, estaba previsto que los dos se probasen ayer sobre el terreno y valorasen sus rasgos, pero los problemas surgidos con la mitad verde del campo aplazaron esa toma de contacto hasta esta misma tarde. «Al principio tácticamente será un lío. Cuando estás en hierba tienes que intentar jugar más rápido, irte más a la red para evitar los puntos largos, porque en la tierra tienes mucha ventaja. Aquí los puntos son más largos y puedes defenderte desde el fondo de la pista. El problema lo tendrá el otro, es evidente, porque la pelota le saltará el doble de rápida», argumentaba Nadal. «Dependerá de quién juegue mejor al principio», le replicaba Federer. «Coincido en que la ventaja será para el que juegue sobre la arcilla, pero pienso que puede pasar de todo. A los dos nos costará adaptarnos, por lo que el primer set será fundamental. Rafael no ha entrenado en la pista, yo tampoco, así que veremos lo que ocurre, porque és el rey de la tierra y yo domino bastante bien la hierba», insistía el helvético. Lo que no desvelaron ni uno ni otro es si cambiarán de calzado cada vez que intercambien sus posiciones sobre la pista. El balear indicó que esperará a ver cómo se desenvuelve en los primeros golpes para actuar de una forma u otra y el suizo desveló que tampoco tiene nada decidido al respecto: «Esperaré a ver lo que hace Rafa», bromeaba ayer ante los numerosos medios que acudieron a la presentación del evento.