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Miquel Alzamora
El milagro de la multiplicación de los peces y los panes tuvo ayer una visita muy especial, la de los dioses del tenis. Los números 1 y 2 del mundo acompañados por el president Matas y el canónigo de la Seu, Teodor Suau, visitaron la capilla del Santíssim donde está situado la obra del artista Miquel Barceló. En una visita prácticamente privada exclusiva para los tenistas, sus acompañantes y la corte de medios de comunicación que les seguían, los dos tenistas se mostraron sorprendidos por las dimensiones del mural cerámico y se interesaron vivamente por cómo había sido elaborado y por lo que representa. «¿Está todo hecho a mano?», preguntó Nadal. «A mano y con arcilla», respondió el canónigo. Los dos tenistas tienen una complicidad especial, son rivales en la pista, pero fuera de ella son amigos. Rafel Nadal actuó de anfitrión, estuvo en todo momento con él, hablándole al oído, dándole la mano cuando los fotógrafos lo requirieron sin que esta acción fuese parte de la escenografía.

Antes y después de entrar en la Seu los turistas que estaban en las inmediaciones de la Catedral no daban crédito a lo que veían sus ojos. «...Ese es Federer y... ese otro... Nadal...» y a partir de ahí nervios y a por un autógrafo que no entraba en los planes de viaje. Ambos tenistas son campeones dentro de la pista y también fuera. Tienen muchas cosas en común al margen del tenis, su comportamiento educado y formal y su amabilidad con todo lo que les rodea. La nutrida nube de cámaras y fotógrafos no paraba de darles órdenes. «Más cerca... más lejos... ¿podéis girar la cara hacia aquí?... ¿os importa daros la mano?»... y así durante veinte minutos. Ni una mala cara, ni un mal gesto, todo lo contrario. Colaboraron en todo momento y esto es de agradecer. Más de un deportista de élite que ni tiene el nivel de Nadal y Federer ni lo tendrán nunca deberían aprender de ellos. Por eso son tan grandes y tienen un carisma tan marcado, porque en actos como el de ayer exhiben una gran humildad. En la Capella del Santíssim, ambos tenistas no pudieron esconder su asombro por la dimensión del mural cerámico.

Jaume Matas se acercaba a ambos y junto a Teodor Suau les daba cumplida cuenta de cómo se ideó este proyecto y de la labor de colocarlo después en un recinto tan magnífico como la Capella de Sant Pere. Este acto se improvisó a última hora toda vez que la pista del Palma Arena no estaba en condiciones para poder albergar el entrenamiento entre ambos tenistas y tuvo que levantarse y ponerse otra superficie de hierba. Federer y Nadal levantaron mucho la cabeza, impresionados por la altura de la Catedral de Palma y la magnitud del edificio. Los dos tenistas, tras la visita a la Capella del Santíssim y al altar mayor, tomaron la salida y se subieron a los vehículos oficiales preparados para la organización. Los dos tenistas tienen un carisma muy especial y son dos iconos del deporte mundial. El inventor del evento, el argentino Pablo del Campo, también acudió a la visita a la Seu rodeado por una amplia corte de periodistas argentinos. También él fue protagonista de la tarde de ayer y confía en que el espectáculo de esta tarde sea un éxito. El propio Pablo reconoció que ya tiene en mente un nuevo e interesante proyecto. Si bien no quiso entrar en muchos detalles si avanzó ante los informadores que los protagonistas serán, «los caballos».