Al igual que ante los lusos, España aprovechó los primeros minutos para probar cosas nuevas, como por ejemplo una defensa en zona, que los bálticos rompieron a base de triples, su arma más regular y a la que nunca renunciaron. La brecha (7-13, min.4) se fue cicatrizando paulatinamente, gracias a la actuación de Calderón en el primer parcial (5 puntos y una asistencia para un 'ally up' con Gasol).
Se complicó en exceso la existencia Lituania al cierre del primer cuarto con las dos faltas de Siskauskas y Songalia, el prolongado descanso de Jasikevicius y la irrupción de Gasol, que sin muchos excesos recortó la ventaja visitante (19-21, min.10).
El segundo cuarto fue más alocado, sin contemplaciones desde ambos bandos. Primero fue Lituania, que con un parcial de 2-9 se disparó a su máxima diferencia en el partido (21-31, min 13). A continuación, el conjunto dirigido por Pepu Hernández, por fin con su chispa mundialista, esa en la que el partido nunca se detiene, fue capaz de endosar un parcial de 16-0 a los lituanos (con triples de Navarro, Rudy y Calderón, incluidos), para dejar el marcador en: 37-31 (min.16).
Antes del descanso, España dio un nuevo estirón en el marcador (48-37, min.20), confirmando una mejora en el tiro exterior y repartiendo equitativamente los puntos entre todos los jugadores que conformaron el quinteto titular, además de Navarro (6 puntos en los dos primeros parciales). Antes de la finalización del choque, los visitantes, a pesar de algún tímido intento de acercamiento, se hundieron en un choque sin dictados tácticos, que permitió a los españoles lucirse y correr a cancha abierta, con su juego más típico (27 puntos en el último cuarto), para terminar el choque con un abultado marcador (95-75). En resumen, los españoles firmaron un gran partido en todos los sentidos.
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