El técnico pondrá en práctica las llamadas rotaciones y dará descanso a la mayoría de los que actuaron con éxito en Dinamarca. El partido pondrá fin a cuatro largos días que la selección se ha «chupado» en Helsinki para preparar un amistoso intrascendente acordado con la Federación Finlandesa hace dos años.
Si para España el encuentro carece de relevancia y es, además, inoportuno, a tres días del regreso del campeonato de Liga y con muchos internacionales implicados en los cuatro duelos programados para el sábado, para Finlandia se trata de una ocasión especial.
Finlandia, que no ha estado nunca en fases finales de Eurocopas o Mundiales, mantiene un resquicio de esperanza para estar el año próximo en Austria y Suiza, en el que sería el mayor hito de su historia. Para ello deberá ganar sus dos últimos encuentros ante Azerbaiyán y Portugal y esperar que otros resultados le favorezcan.
Antes, los finlandeses ansían poner broche de oro a su centenario con una victoria ante un rival de entidad. Para ellos el duelo no es amistoso. Se lo han tomado muy en serio.
El grupo, dirigido por el inglés Roy Hodgson, se caracteriza por la solidez de su defensa, en la que destacan los centrales Sami Hyypia (Liverpool) y Petri Pasanen (Werder Bremen), pero también por sus escasos recursos ofensivos. Desde que Hodgson se hizo cargo del conjunto finlandés a principios de 2006, el equipo empezó a jugar «a la inglesa», con un fútbol directo basado en una defensa férrea, un centro del campo muy trabajador y con los pases largos a los delanteros como principal argumento ofensivo.
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