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El Mallorca se desmelena. El conjunto balear ha archivado los ocho primeros episodios de la Liga con unos registros de cine y sus intervenciones se han convertido en una garantía de espectáculo. Los de Manzano, con quince dianas en su cartilla, son el tercer equipo con más pegada del campeonato (empatados con el Atlético de Madrid y sólo superados por el Real Madrid y el Barcelona) y acaban de rubricar el segundo mejor inicio de toda su historia en el plano ofensivo. De hecho, la única vez que los baleares rebasaron las cifras actuales fue hace diez años, coincidiendo el regreso a la azotea del fútbol nacional.

Ha costado, pero el Mallorca ya ha conseguido afinar su punto de mira. Después de pasar varios años en la penumbra y de viajar por el campeonato con la pólvora justa en el cargador, la formación isleña ha dado con la tecla correcta y está cocinando unos dígitos sorprendentes. En estos momentos, acumulan diez tantos más de los que presentaban el año pasado por estas fechas y sorprendentemente, sus guarismos vuelven reflejar dobles figuras, algo a lo que hacía cinco años (desde la primera etapa de Manzano en la Isla) que no accedían. Por si fuera poco, los rojillos se han acostumbrado también a dejar abierta su puerta, lo que le aporta una dosis de picante a sus actuaciones. Y es que, aunque en el Nuevo Colombino los rojillos cuajaron un partido sin mácula, también han recibido una decena de tantos. En total, sus encuentros han generado 25 goles (sólo el Valencia le iguala en ese sentido), todo un lujo para sus espectadores más fieles.

El espectacular incremento que ha experimentado este año el Mallorca en su grado de acierto se debe, sobre todo, a la llegada a Son Moix de Dani Güiza. El ariete jerezano ha revolucionado el ataque bermellón gracias a su pegada y ha actualizado unos números que empezaban a oxidarse. Desde la marcha de Samuel Etoo, sólo Luis García se había movido en unos parámetros similares y los máximos artilleros de los últimos años habían sido jugadores afincados en la segunda línea del terreno de juego, como Juan Arango o Bosko Jankovic. Sin embargo, el arquero ha asumido desde el primer momento el rol que se le había asignado este verano y ha rebajado la carga de responsabilidad de otros futbolistas. Aun así, la colaboración del resto del grupo ha sido fundamental.