Se esperaba un Rangers agresivo y aguerrido, pero el conjunto escocés afrontó el encuentro con demasiado respeto y se convirtió en un equipo simplón y fácil de domesticar. La situación benefició al Barca que no tuvo problemas para imponer su juego y erigirse en el claro dominador del encuentro.
Gudjohnsen fue el más activo en los compases iniciales y se movió bien entre líneas. El islandés incluso tuvo una clara oportunidad a la salida de un saque de esquina que salió fuera por escasos centímetros. El improvisado mediocentro cumplió y fue uno de los mejores de su equipo.
El Barca era claramente superior, pero su dominio resultó estéril. La posesión era notablemente favorable para los de Frank Rijkaard, pero faltó rapidez, osadía, profundidad y descaro a partir de la línea de tres cuartos para penetrar en la tupida defensa local, que tampoco sufrió en exceso para frenar a los catalanes.
Henry y Messi, quien sólo apareció una vez con peligro en el partido, pasaron desapercibidos, y fue Ronaldinho el que intentó desatascar a su equipo sin demasiado éxito. El brasileño, lejos de su mejor forma, no encontró el camino y se acabó diluyendo no sin estrellar antes un remate de falta en el larguero.
En un encuentro con un ritmo tirando a cansino, el único que puso un poco de emoción fue Carles Puyol. El azulgrana a punto estuvo de sorprender a McGregor con un remate en plancha de cabeza y dejó boquiabiertos a todo con una espectacular acción por banda derecha, con túnel incluido a Papac, que no encontró rematador. La acción de Puyol dio paso al minuto más vibrante del primer tiempo. Ronaldinho vio como el defensa Hutton despejó con la mano un balón que iba camino de convertirse en el primer gol y el posterior remate de Milito acabó fuera por poco.
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