Vicenç Grande y Gregorio Manzano dialogan de camino a uno de los campos de fútbol de Son Bibiloni. Fotos: MONSERRAT

TW
0

El Mallorca oficializará en enero la propuesta de renovación de Gregorio Manzano. Siguiendo los pasos del curso pasado, los gestores del club balear le ofrecerán al técnico la posibilidad de seguir un año más al frente de la plantilla isleña y alargar la vida de un proyecto que por el momento circula sobre raíles. La dirección deportiva de la entidad desea zanjar cuanto antes el asunto para tener claro el nombre del que será el inquilino del banquillo durante la temporada 2008-09, ya que eso ampliaría su margen de maniobra a la hora de confección la futura plantilla y garantizaría una valiosa estabilidad.

El trabajo desempeñado por el entrenador andaluz desde su regreso a la Isla, en febrero de 2006, ha cautivado a los dirigentes bermellones. En la planta noble del ONO Estadi son conscientes de la dificultad que supone hallar un preparador de ciertas garantías y no quieren dejar escapar al que ha conseguido los resultados más brillantes de los últimos tiempos. Sólo en su segunda etapa, Manzano frenó la caída libre del equipo tras la marcha de Cúper, se agarró cómodamente a la permanencia el curso pasado y ha disparado todas las expectativas durante el ejercicio actual, en el que los bermellones vuelven a codearse con la flor y nata del fútbol español. Además, la formación isleña ha recuperado el camino del buen fútbol y ha conectado otra vez con la grada tras un prolongado divorcio, dos hechos que avalarían sin reservas su posible continuidad. La intención de Grande y su equipo es que Manzano se comprometa a seguir en Son Moix hasta el 30 de junio de 2009 para empezar a mirar al futuro con otra cara.

Experiencia

La trayectoria que va a seguir el Mallorca no es nueva. Hace un año, con la escuadra instalada junto a los suburbios de la clasificación, el consejo bermellón trazó un movimiento muy similar al que seguirá en las próximas semanas. A pesar de que la situación era delicada, Nando Pons se reunió en Madrid con el agente del técnico, Manuel García Quilón, e inició unas conversaciones que cristalizaron de forma oficial a principios del mes de enero, tras algo más de un mes de negociaciones. A diferencia de lo que ocurre habitualmente en este tipo de operaciones, el proceso fue rápido y efectivo. La buena predisposición que mostró el entrenador desde el mismo momento en el que le llegó la propuesta fue decisiva para redactar el desenlace definitivo y archivar un asunto capital para la buena marcha deportiva del club. Además, Manzano blindó su autoridad frente a los jugadores y se allanó la travesía por las últimas etapas de la campaña.

Si decide aceptar el ofrecimiento, Manzano se convertiría en uno de los técnicos con más peso específico en la historia del Mallorca. Vivió su primer idilio con la SAD en el curso 2002-03 y desde entonces ha hecho méritos para figurar junto a las principales leyendas rojinegras. Llegó a la capital balear con la intención de consolidar al equipo y después de un comienzo de curso irregular, le brindó a la afición de Son Moix una batería de registros históricos. Bajo su tutela, el Mallorca dibujó la mejor serie ganadora en sus más de noventa años de existencia -ganó siete encuentros de forma consecutiva-, llegó a pelear por el liderato y se instaló finalmente en la zona templada de la clasificación, ahorrándose las estrecheces de los epílogos ligueros. Además, se ganó un puesto vitalicio en la memoria del mallorquinismo después de conquistar el título más importante al que ha tenido acceso el plantel: la Copa del Rey. Sin embargo, los caminos del club y del técnico se separaron poco después de aquella gran gesta. El vacío de poder que vivió el Mallorca durante el verano de 2003 lo precipitó todo. La entidad trabajaba para reconstruir su consejo de administración y fue incapaz de acometer una renovación que Manzano se había ganado sobre el terreno de juego. El jienense puso rumbo al Manzanares y el club bermellón se encomendó al portugués Jaime Pacheco. Uno y otro tardarían casi tres años en encontrarse de nuevo y aunque las segundas partes suelen deparar trágicos finales, todo ha ido sobre ruedas.

Ahora está por ver si Manzano mantiene el hambre con la que volvió o si por el contrario le apetece asumir nuevos retos. Seguro que ofertas no le faltarán. Su caché, algo deteriorado tras el patinazo que sufrió en Málaga, está totalmente restituido y hay varios clubes a los que no les importaría abordar su contratación. La respuesta no se hará esperar mucho.