Gregorio Manzano y Serra Ferrer se saludan en la gala de los premios 'Populars 2007' que entregó el pasado lunes la Cadena Cope. Foto: JAUME MOREY

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Carlos Montes de Oca

El Mallorca quiere entregarle a Gregorio Manzano el mando de una nueva temporada para solidificar el proyecto iniciado en febrero de 2006, cuando el de Bailén reemplazó a Héctor Cúper y asumió los poderes de un equipo anclado en la última posición del curso. Desde aquella tarde de Málaga, el grupo bermellón mantiene una velocidad de crucero que ha empujado a los gestores de la entidad a comenzar a pensar en el futuro. La propuesta para la renovación del entrenador, cuyo contrato expira el próximo 30 de junio, será oficializada en enero por la SAD balear y, si Manzano acepta el ofrecimiento, seguirá la estela de Llorenç Serra Ferrer.

El podio

El actual entrenador del AEK Atenas, que dirigió al Mallorca durante nueve temporadas alternas en una década (1983-1992), se mantiene en el primer cajón del podio como el técnico más prolífico de la historia. El pobler dejó una tarjeta de 184 partidos dirigidos al equipo bermellón en Primera; el jienense ya ha rebasado los 100 encuentros (suma 104 hasta la fecha) y finiquitará el presente curso con 129 duelos, superando en uno la marca que dejó el Héctor Cúper con 128.

Tal y como informó este periódico en su edición de ayer, el Mallorca tiene decidido ofrecerle a Gregorio Manzano la posibilidad de seguir un año más al frente de la plantilla isleña. La cita será en enero y ambas partes se sentarán para intentar sellar un acuerdo que vincule al andaluz con el proyecto bermellón durante la temporada 2008-09.

De momento, sólo un entrenador ha sido capaz de encadenar tres temporadas completas consecutivas dirigiendo al Mallorca en la máxima categoría del fútbol español. El logro lleva la firma de Serra Ferrer. El entrenador de Sa Pobla ascendió al equipo isleño a Primera en la temporada 1988-89 y enganchó tres curso seguidos en la elite: 1989-90, 90-91 y 91-92.

En caso de que Manzano y el Mallorca prolonguen su idilio, el de Bailén iniciará su cuarta temporada consecutiva en la Isla, una marca a la que hay que añadir la campaña 2002-03, cuando escribió con su pluma táctica la página más brillante al conquistar la Copa del Rey. La dirección deportiva está encantada con el trabajo de Gregorio Manzano, que también ha encontrado al Mallorca en la horma de su zapato. Después de coleccionar equipos (siete equipos en siete años) el de Bailén ha logrado asentarse en Ciutat. El primer tercio que ha firmado el conjunto balear es el mejor desde la anterior etapa de Manzano y supone un soplo de aire fresco después de un puñado de campañas luchando en los suburbios de la clasificación.

Durante el curso pasado, el club le ofreció la renovación antes de Navidad y coincidiendo con la peor marca de resultados de la temporada. El club confió en él y Manzano supo corresponder con una segunda parte de campeonato notable que desembocó en una salvación solvente.

Si decide aceptar la propuesta, Manzano se convertiría en uno de los técnicos con más peso específico en la historia del Mallorca. Vivió su primer idilio con la SAD en el curso 2002-03 y desde entonces ha hecho méritos para figurar junto a las principales leyendas rojinegras. Llegó a la capital balear con la intención de consolidar al equipo y después de un comienzo de curso irregular, le brindó a la afición de Son Moix una batería de registros históricos.

La gloria

Bajo su tutela, el Mallorca dibujó la mejor serie ganadora en sus más de noventa años de existencia -ganó siete encuentros de forma consecutiva-, llegó a pelear por el liderato y se instaló finalmente en la zona templada de la clasificación, ahorrándose las estrecheces de los epílogos ligueros. Además, se ganó un puesto vitalicio en la memoria del mallorquinismo después de conquistar el título más importante al que ha tenido acceso el plantel: la Copa del Rey.

Sin embargo, los caminos del club y del técnico se separaron poco después de aquella gran gesta. El vacío de poder que vivió el Mallorca durante el verano de 2003 lo precipitó todo. La entidad trabajaba para reconstruir su consejo de administración y fue incapaz de acometer una renovación que Manzano se había ganado sobre el terreno de juego. El jienense puso rumbo al Manzanares y el club bermellón se encomendó al portugués Jaime Pacheco. Uno y otro tardarían casi tres años en encontrarse de nuevo y aunque las segundas partes suelen deparar trágicos finales, todo ha ido sobre ruedas.