No fue malo el sorteo de Nyon para los conjuntos españoles, porque ni el Celtic, ni el Roma, ni el Fenerbahce deberían impedir que barcelonistas, madridistas y sevillistas entren en los cuartos de final.
El Celtic, no obstante, ha elevado el listón habitual del fútbol escocés. La temporada campaña, cayó en octavos, pero el Milán necesitó la prórroga para decantar la eliminatoria. Esta temporada, el actual campeón fue derrotado en Glasgow, por 2-1.
Es un histórico, el primer club británico que conquistó la Copa de Europa, que crece arropado por su público y con algunos buenos jugadores como el meta Artur Boruc, titular en la selección polaca, el centrocampista Shunsuke Nakamura, el mejor jugador japonés, o el holandés Jan Vennegoor of Hesselink.
El Barcelona sabe lo que es ganar y perder contra el conjunto «católico». En la temporada 2003-04, los «hoops» (como se les denomina por los aros que forman su camiseta verde y blanca) se impusieron por 1-0 en los octavos de final de la Copa de la UEFA, gol que fue suficiente tras empatar sin tantos en el Camp Nou.
Una temporada después, el equipo de Frak Rijkaard se resarció, agosto de 2004, y se convirtió en el primer conjunto que ganó en Celtic Park en tres años (1-3), en la primera eliminatoria de la Liga de Campeones. Real Madrid y Roma también son viejos conocidos. Se cruzaron en 2004, pero también lo hicieron el 11 de septiembre de 2001, cuando ni el ataque a las Torres Gemelas hizo que la UEFA suspendiese el encuentro.
Es un equipo que, con Luciano Spalletti, practica un fútbol agradable, al ataque, pero que aún no se ha asentado entre la nobleza, ni en su país, donde el Inter le cierra el paso, ni en Europa.
Su capitán Francesco Totti, es su gran activo, en un equipo que cuenta con un par de ex madridistas (Cristian Panucci y el brasileño Cicinho), el ex barcelonista Giuly, un buen centro del campo (De Rossi, Perrotta, el chileno David Pizarro) y una de las revelaciones europeas (el montenegrino Mirko Vucinic). El Fenerbahce, rival del Sevilla, es uno de los invitados sorpresa a los octavos de final. En Estambul, Zico, el que fuera el «Pelé blanco», ha sabido aunar la calidad de los seis brasileños con los que cuenta el equipo, con la fogosidad de los futbolistas turcos.
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