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Escondido bajo el manto mediático que cubre el clásico Barça-Real Madrid, el Mallorca baja hoy la barrera del año 2007 en el peor escenario posible y con un puñado de cuentas pendientes en el libro de ruta de la previa. Ni siquiera el cambio de nomenclatura ha podido alterar el destino del grupo balear en el actual Reyno de Navarra, que jamás ha presenciado una victoria mallorquina en Primera División. Con ese objetivo y un esqueleto diferente al que rozó el rirículo hace unos días en la Copa del Rey (2-0) el Mallorca intentará endulzar la Navidad con una victoria que trunque de un plumazo todos los números negativos que preceden al choque (Reyno de Navarra, 17.00 horas. PPV)

Necesita el Mallorca acicalar un final de año más cercano a la reprobación que al elogio. El conjunto de Manzano está lejos de aquel equipo que coqueteó con la zona europea durante el primer tercio del curso y ha desperdiciado un amplio colchón en relación a la zona tenebrosa en dos meses plagados de sombras.

En este tiempo, el equipo isleño ha pasado de ganar en el Pizjuán o tutear al Real Madrid en el Bernabéu a firmar empates en casa frente a Murcia o Athletic. La presunta persecución arbitral (ocho expulsados en dieciséis partidos) no debe servir como coartada para esconder un bache que puede desembocar en la primera crisis del curso.

En el transfondo del encuentro aparecen un puñado de datos (ver páginas siguientes). Los más significativos, la maldición del Mallorca y de Manzano en Pamplona, donde jamás han celebrado un triunfo en Primera. O la curiosa estadística del técnico en diciembre, su mes gafe.

Para tratar de taponar la hemorragia, el jienense moverá algunas piezas. En defensa, el técnico de Bailén le entregará los trastos a David Navarro para suplir la baja del sancionado Nunes. El jugador cedido por el Valencia, por cierto, trae suerte: dos victorias y un empate en sus tres partidos como titular. Le acompañarán los tres de siempre, con Héctor y Fernando Navarro en las bandas y Ballesteros a su lado.

En la sala de máquinas surgen las primeras dudas. La primera opción que maneja Manzano pasa por situar a Borja Valero y Ariel Ibagaza unos metros por delante de Pereyra. En las bandas, más incógnitas. Con Jonás fijo, el otro carril será para Arango o Varela, con más opciones para el venezolano; mientras que Güiza tratará de romper la sequía que le persigue. Acumula cuatro jornadas sin marcar, su peor racha con la camiseta rojilla. En el banquillo aguardarán su oportunidad, entre otros, Oscar Trejo, el argentino que le puso algo de ganas en la Copa y que apenas cuenta para Manzano.

Osasuna también persigue un triunfo terapéutico ya que suma cinco partidos sin ganar en Liga en Pamplona. Ziganda tendrá las bajas de Cruchaga, Pandiani, Izquierdo, Igotz y Nekounam.