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Miquel Alzamora El fútbol llega al ONO Estadi esta noche (20:00 horas) en forma de partido grande, aunque quien juegue sea un Barça venido a menos, que apunta a un cambio de ciclo evidente y cuyo eterno rival, el Real Madrid, de momento le eclipsa no sólo en la clasificación, sino también en el panorama mediático.

Sin Ronaldinho ni Messi el Barça sigue siendo grande, pero asusta menos. Nadie le pierde el respeto, tampoco se infravalora la calidad de los jugadores que estarán sobre el césped, pero no es menos cierto que el rendimiento de la escuadra azulgrana se puede calificar de malo en sus actuaciones lejos del Camp Nou. Resolvió con acierto en los campos del Levante y Valencia, pero cedió demasiado en otros donde años atrás ganaba con relativa facilidad.

Manzano sabe del peligro de tener a un equipo de las dimensiones del Barça. Aunque falta Ronaldinho y tampoco está Messi, sí está Etoo y también Iniesta, Xavi y Bojan, la nueva sensación del equipo azulgrana. Motivos más que suficientes para no menospreciar al rival. Sin embargo, el equipo azulgrana exhibe carencias en su juego colectivo, muestra demasiadas dudas y el Mallorca intentará sacar provecho de ello.

Está claro que el tratado de intenciones no puede ser el mismo que el pasado miércoles cuando los baleares reivindicaron su potencial con un partido para enmarcar frente a Osasuna. Hoy el rival viste de azul y grana y su idea futbolística es diametralmente opuesta a la del equipo navarro, tanto por su calidad como por su compromiso con el fútbol de toque. Precisamente Samuel Etoo ha reconocido esta semana que es imprescindible ser más «práctico» y «ganar, ganar y ganar». Lo dijo tantas veces que parecía Luis Aragonés, pero no le falta razón al camerunés. Los de Rijkaard han jugado casi más en horizontal que en vertical y han perdido parte del espíritu que les hizo invencibles. Por eso Etoo reivindicaba se más prácticos y no recurrir tanto al 'jogo bonito'.