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Chamartín está en llamas. Mallorca y Real Madrid completarán esta noche la eliminatoria con más pimienta de la ronda de octavos de final y lo harán a un temperatura altísima, desconocida en encontronazos anteriores. Casi infernal. Aunque la diferencia de estatura entre ambos es evidente, las batallas entre blancos y bermellones van camino de convertirse en algo más, tal y como denuncian los precedentes más próximos. Hasta ahora habían captado adeptos a base de fútbol, goles y espectáculo, pero entre uno y otro han dado un paso más añadiendo a la olla palabras envenenadas y polémica, mucha polémica. De hecho, el encuentro en el que se decidirá quién sigue con vida en la Copa del Rey lleva ya muchas horas en marcha. El pase está en juego, pero también el orgullo, el amor propio y la defensa de unos intereses que superan ampliamente la frontera del torneo. No faltará nada (Estadio Santiago Bernabéu, IB3 Televisió, 21:00 horas).

El segundo asalto de la confrontación que nació el jueves pasado ha adquirido una dimensión extraordinaria. Manzano prendió el lunes la mecha con unas declaraciones que apuntaban directamente a las actuaciones arbitrales y el fuego se ha ido extendiendo. Aunque ayer el jienense salió a la palestra para suavizarlo, Schuster lo mantuvo encendido desde la esquina contraria y cuando el balón empiece a rodar el termómetro estará por las nubes.