Con la novedad del joven holandés recientemente fichado Hedwiges Maduro en el banquillo, el Valencia arrancó algo atenazado por los nervios ante un Atlético plagado de bajas y que le presionaba muy arriba.
Sin un dominador claro, los acercamientos a las áreas eran más a balón parado que en jugadas trenzadas y de hecho, al cuarto de hora llegó una buena ocasión del Valencia en un lanzamiento directo de falta de David Villa que repelió el travesaño.
Y poco después, otra vez Villa levantó a la grada con otro lanzamiento directo que se le escapó a Ismael Falcón y que fue desviado a córner 'in extremis' por un defensa. El Valencia comenzaba a controlar.
El partido era típico copero, bronco y con numerosas faltas y aunque comenzó permisivo, Clos Gómez sacó su fusil tarjetero y en apenas unos minutos había sacado seis amarillas y había expulsado al atlético Thiago Motta, que en dos minutos vio una cartulina por una reyerta con Marco Caneira en su área y otra por una dura entrada a Villa.
Con inferioridad numérica y ante un rival crecido, los nervios afloraron en el Atlético, que superada la media hora vio como un disparo seco de David Silva, que aprovechó una dejada 'perfecta' de Pablo tras un córner, se coló en su portería para hacer justicia al mayor ímpetu valencianista.
El gol avivó al Valencia, que buscaba la sentencia ante un Atlético tocado por el devenir del encuentro y que apenas inquietó hasta el descanso la meta defendida por el alemán Timo Hildebrand.
Arrancó la segunda parte con la misma pinta pero pronto el Valencia tuvo un contratiempo en la lesión de Rubén Baraja, que sufrió un pinchazo y 'obligó' al debut de Maduro como valencianista.
El partido iba en una única dirección: hacia el área de Falcón pero el Valencia no remataba la faena ante el equipo de Javier Aguirre, que dio entrada a Diego Forlán tras el descanso para reactivar la parcela ofensiva de su equipo.
Pero el protagonismo era para el tándem Vicente-Villa que protagonizó las mejores jugadas, encaraban, recortaban, se colgaban balones, disparaban de lejos pero no encontraron el camino del gol. El Atlético había cedido el dominio el Valencia y, menos descompuesto de lo que podría parecer, buscaba su oportunidad a la contra, pero sin éxito mientras que los pupilos de Koeman habían perdido algo de fluidez.
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