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Jordi Ferrer|VILLARREAL
Villarreal y Barcelona empataron sin goles ayer en El Madrigal y se emplazaron para el próximo jueves en el Camp Nou, donde se decidirá la eliminatoria.

A pesar del marcador, el duelo fue emocionante e intenso desde el primer minuto, y se pudieron ver numerosas acciones de peligro en ambas porterías.
Partido serio, de fútbol con mayúsculas, el planteado ayer por Villarreal y Barcelona. Un encuentro atractivo en el que midieron sus fuerzas dos equipos ambiciosos y con estilos de juego muy similares, pero sobre los que pesó la responsabilidad y la concentración defensiva para no dar un paso en falso.

Conscientes de que a esta eliminatoria todavía le quedan 90 minutos en el Camp Nou y del peligro de la «artillería» rival, tanto los futbolistas de Pellegrini como los de Rijkaard se cuidaron mucho de no cometer imprudencias ni dejar espacios.

El Villarreal tuvo problemas en los primeros minutos del encuentro para dar salida a la pelota, pues el Barcelona dispuso una efectiva presión en todo el campo con la que logró robar balones rápidos y merodear el área de Diego López aunque sin demasiada profundidad.

Los hombres de Rijkaard trajeron bien aprendida la lección de su última visita a El Madrigal, (octava jornada de Liga) cuando recibieron un 3-1 con dos goles en los diez primeros minutos, y mostraron una gran firmeza defensiva.

Sin embargo, el Barcelona no logró culminar con solvencia ninguna acción de ataque y con el paso de los minutos se fue diluyendo su dominio. El Villarreal pudo entonces avanzar sus líneas y practicar el fútbol directo que acostumbra.

Buena parte del mérito lo tuvo el medio centro francés Robert Pires, sin duda el hombre más en forma de su equipo, ya que por sus botas pasaron buena parte de las mejores jugadas de la primera mitad.