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Fernando Fernández En plena madurez deportiva y personal, Antoni Colom Mas (Bunyola, 1978) puede presumir de ser el único mallorquín que ha inscrito su nombre en el libro de honor de la gran carrera de su tierra. Ganador de la edición de 2004 de la Challenge, su presencia es sinónimo claro de espectáculo. Dos etapas (Palmanova 2005 y Port de Sóller 2007), la montaña y la combatividad adornan el historial del último isleño que tomó la salida en el Tour de Francia. Tras varios meses convulsos y el final del primer proyecto del Astana, de la mano de Johan Bruyneel le ha otorgado la confianza necesaria como para volver a estar en la lista previa de la Grande Boucle.

Integrante de un equipo que derrocha calidad, y esgrime a Alberto Contador (ganador del Tour), Levi Leiheimer y Andreas Kloden como bazas ganadoras. De momento, la guerra entre las tres grandes y la UCI les deja provisionalmente fuera del Giro y el Tour está en el aire. Pero Colom mira al futuro con optimismo y se fija como metas Valencia, París-Niza y País Vasco, sin renunciar a la Challenge y a la Vuelta y el Tour, algo que se le resiste a un hombre que en una década de profesional apenas ha podido exhibirse en pruebas de tres semanas. «Desde el Tour, exactamente desde el 21 de julio, estoy casi en blanco. Han sido siete meses de stress, incertidumbre... Quiero volver a sentirme ciclista de verdad», explica el ganador de una etapa en la pasada Dauphiné Libèré, que de cara al 2008 tiene un calendario en el que Mallorca y Romandía completan su agenda en vistas a entrar en el nueve de la ronda gala. «El ambiente en el equipo es muy bueno, y lo que realmente quiero hacer bien es París-Niza y País Vasco. Tras Romandía hablaremos y enfocaremos la temporada hacia el Tour o la Vuelta», prosigue el ex del Relax, Paternina o Illes Balears, quien no duda en deshacerse en elogios hacia Alberto Contador. «Es el tío con más clase que he visto. A estas alturas está en muy buena forma y es de los que hace grupo, es muy cercano. Ha ganado un Tour, pero puede que caigan más. Mentalmente, es muy fuerte, y eso es una ventaja en un deporte tan exigente», explica Toni, casi recién aterrizado del stage que el Astana ha desarrollado en Alburquerque (Estados Unidos), donde Colom y el resto de sus compañeros se han ejercitado en altura (una media de 2000 metros sobre el nivel del mar). Pese a haber contado con varias ofertas jugosas, Colom apostó fuerte por el nuevo bloque, un híbrido entre el extinto Discovery Channel y el Astana, y ahora mira al futuro trazando una sonrisa.

En adelante, no será la oferta económica, sino que lo deportivo primará», asevera el corredor afincado en Alaró, que no esconde que no ha llegado «a mi mejor nivel. Llevo diez años de profesional y he corrido 50 días por año. Sólo hice tres vueltas grandes y me queda mucha batería. Por ello, estoy perfeccionando varios aspectos como la contrarreloj y la montaña, para sacar más partido a mi rendimiento».

Tras el accidentado final del primer proyecto del Astana, el profesional mallorquín pasa página y muestra su malestar ante medidas como el Pasaporte Biológico y el método ADAMS de seguimiento. «Estás en tensión constante, en cualquier momento te pueden localizar y llamar, invaden tu intimidad... Es una pena», comenta el corredor, quien describe su victoria en la Challenge como «un momento clave en mi carrera, que me hizo creer más en mí mismo».