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Tolo Jaume Las últimas 70 millas de las 24.596 (45.576 Kilómetros) de la Barcelona World Race se convirtieron en el suplicio final para 'Bubi' Sansó y Pachi Rivero, que por las encalmadas vieron retrasada su llegada a la Ciudad Condal hasta la 1:18 de la madrugada, momento en el que finalizaban su navegación sin escalas ni asistencia tras 99 días, 12 horas, 18 minutos y 40 segundos. Exhaustos y exultantes los navegantes, que han finalizado en cuarta posición, recibieron el cariño de los suyos sobre el mismo pantalán del Portal de la Pau, donde la madre del regatista mallorquín se fundió en un abrazo con 'Bubi' protagonizando las imágenes más emotivas de la cálida bienvenida a la primera tripulación española en concluir la prueba.

Sansó y Rivero, que fueron recibidos en Barcelona por la madrina del «Mutua Madrileña» la Infanta Cristina, no pudieron ocultar su sorpresa por la gran expectación que había generado su vuelta a la Ciudad Condal. «Dada la hora no creíamos que habría nadie. Ha sido algo alucinante. Esto es muy bueno para la vela oceánica española, porque este seguimiento atraerá a los patrocinadores», dijo Sansó, que no dudó en agradecer el apoyo de todos los implicados en el proyecto y manifestó que «estamos muy agradecidos a Mutua Madrileña por creer en nosotros y también tenemos que dar las gracias a todos los que nos han apoyado, pero sobre todo quiero agradecer el trabajo de nuestro equipo de tierra, porque sin ellos no estaríamos aquí».

Sansó calificó el cuarto puesto como «una victoria» y aseguró que «lo hemos dado todo y hemos llevado el barco al límite y esto es como haber ganado». El patrón explicó que «nuestro barco es de una generación inferior al resto de rivales y esto, cuando vas en doble tripulación, se nota mucho. Cuando navegas en solitario, el barco lo llevas al 70%, pero cuando lo pones al límite se nota la diferencia de velocidad con los rivales».

La alegría no permitía a los protagonistas ocultar los problemas que han tenido que superar y sobre todo la exigencia de una regata de la que Sansó analizó que «ha sido dura, muy dura. Vivir en el barco es como hacerlo en una burbuja y en parte estamos tristes por dejarlo, ya que ha sido nuestra casa». Además, también añadió que «ya lo podemos decir, puesto que hemos llegado y nadie va a preocuparse, pero tuvimos una avería grave. Dos días antes de llegar al estrecho de Cook, se produjo una fuga de aceite en el hidráulico que regula la inclinación de la quilla, nos quedamos sin presión, con la quilla bloqueada y con todo el interior del barco lleno de aceite».