Llorenç Serra Ferrer, ayer, en el hotel S'Olivaret, durante la entrevista concedida a este diario. Foto: TERESA AYUGA

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Carlos Montes de Oca / Miquel Alzamora

Llorenç Serra Ferrer (5-3-1953, Sa Pobla) reflexiona en S'Olivaret sobre el inesperado epílogo de su aventura griega. Dos semanas después de ser destituido como entrenador del AEK Atenas, el técnico mallorquín atendió ayer a este periódico en su refugio particular, el hotel rural que posee entre Alaró y Orient, para razonar acerca de su experiencia en el conjunto ateniense; del pulso Barça-Madrid por la Liga; de la trayectoria del Mallorca y de Mateu Alemany como aspirante a presidir la RFEF. A la sombra de Es Lledoner, el centenario árbol que preside la entrada principal, y con el valle de Alaró de fondo, Llorenç analiza su pasado y divisa su futuro, que tendrá de nuevo al banquillo como protagonista.

-Dos semanas después, ¿ya conoce las causas que provocaron su destitución o le sigue dando vueltas a la cabeza?

-Todavía repaso el trabajo que hice y cómo lo hice. No puedo evitarlo. Y cada vez estoy más satisfecho de haber hecho todo lo que podía hacer y todo lo que podía absorber el club. Me imagino que si ellos tomaron esta decisión es porque vieron alguna cosa que no le gustaba. Pero no me arrepiento de nada. Quizás mi atrevimiento en algunas cuestiones, resultó demasiado fuerte para la mentalidad griega. Por ejemplo, en mi último partido di entrada de golpe a tres delanteros en busca de la victoria, porque el empate no servía para mucho, y eso sorprendió. Pero fue una decisión tomada desde la valentía.

-¿Quizás le pudo perjudicar el hecho de trasladar su método de trabajo al fútbol griego?

-No creo, porque siempre estuve ligado a lo que quería el club. Ellos son los que tienen que marcar la pauta y la filosofía. Desde el primer momento, el presidente me apoyó a seguir con el riesgo en todas las áreas del club. Tratamos de innovar dentro y fuera del terreno de juego. Me costó instalar esa cultura porque allí el AEK Atenas siempre ha estado a la sombra de Panathinaikos y Olympiakos y no es fácil cambiar ese chip.

-¿El fichaje de Rivaldo supuso una exigencia máxima para ser campeón de Liga?

-Sí, pero a mí no me produjo ninguna presión porque siempre digo que cuantos mejores futbolistas tengas, mejor. Su fichaje y nuestro arranque -seis victorias y ningún gol encajado- disparó las expectativas y se generó una bola en el entorno que no pudimos soportar. Tanto Olympiakos como Panathinaikos tienen una maquinaria mediática bastante pesada y quizás en el AEK no supimos manejarlo. Ese entorno alteró algo las cosas porque no podemos pasar de ser el mejor entrenador que ha desfilado por el AEK, según algunos medios, a ser el culpable de todo por un par de derrotas. Al margen de ello, para mi fue muy enriquecedor en muchos aspectos y supongo que para ellos también lo será. Aunque pesa la historia de 14 años sin ganar un título. Otro dato es que en diez años, más de 300 partidos, el AEK sólo fue capaz de ser líder en 22; nosotros, en esta temporada, de 20 jornadas, fuimos líder en 17.

-¿Llegó a soñar con la posibilidad de ganar el título?

-Por supuesto. Ese era mi gran reto cuando llegué: coger un equipo y ayudarle a crecer en todos los ámbitos. El año pasado ganamos al Milán en la Copa de Europa y quedamos segundos en la Liga. Este año seguíamos vivos en la Copa de la UEFA y había posibilidades reales de ser campeones. Pero no se puede tirar todo por la borda por haber perdido unos partidos.

-¿La aventura griega le ha enriquecido más de lo que creía?

-Me ha mejorado más porque las situaciones han sido difíciles de manejar. La adaptación ya es un problema porque el entrenador extranjero está acostumbrado a trabajar con otra organización, con otra infraestructura; después está la barrera del idioma, que también ha sido difícil por cómo transmitía las cosas a la opinión pública, a los propios jugadores, a los accionistas... Todo esto es un hándicap bastante grande, pero creo que lo manejamos bien con la ayuda de un gran traductor, de los gestores del club y de la afición. No tuve ningún problema, pero la cultura futbolística y la presión que se desató por la urgencia de ser campeón, fue demasiado. Me ha enriquecido porque ha sido una experiencia más difícil de lo que podía imaginar. A pesar de que no ha terminado como yo quería, me voy satisfecho.

-Al AEK no le han ido muy bien las cosas desde su marcha y ya han sido eliminados de la UEFA

-Es un ejemplo de lo que hemos comentado. A veces, aunque tengas ilusión y buenos argumentos futbolísticos, no alcanza para lograr los objetivos. En la UEFA nos tocó un grupo durísimo con la Fiorentina y el Villarreal. Retos muy difíciles. Quizás ellos pierden la dimensión de lo que es el fútbol profesionalizado y organizado.

-¿Cree que en la Liga española hubieran destituido al entrenador de un equipo modesto que pelea por el título de Liga por un par de malos resultados?

-No, seguro que no. Hablando con palabras de la calle, creo que eso fue una calentura fuera de lo normal porque por mucho que lo busque, no encuentro las causas. Por ejemplo, el Real Madrid acaba de perder cuatro partidos y no pasa nada. Evidentemente te preocupas, pero no pierdes el control de la situación porque sabes que en el fútbol no todo es previsible y un equipo no siempre está en un nivel alto. A veces hay bajones porque es normal. Y debe hacerse un análisis desde la tranquilidad y con una reflexión de lo que es el mundo del fútbol. Nuestro presidente era un futbolista recién retirado que quizás se dejó llevar por esta corriente de presión que hay que saberla manejar y saber entender de donde procede. Allí hay 11 periódicos deportivos de tirada nacional y eso crea una situación de mucha información que a veces no se ajusta a la realidad.

-¿Volvería a intentar una aventura en el extranjero?

-Sí, ¿por qué no? Pero con una mayor fiabilidad. No podemos hacer un proyecto a medio y largo plazo y ponernos nerviosos a las primeras de cambio. Este proyecto era bastante interesante. ¿Una selección? No me iría tan lejos como se iba a ir Clemente, a Irán, pero estamos abiertos a cualquier posibilidad.

-¿Le gustaría volver a entrenar esta temporada?

-Si la propuesta y el proyecto deportivo es bueno, estoy dispuesto a entrenar lo antes posible porque me encuentro emocionalmente bien y tengo la conciencia tranquila. Si surge una oferta interesante, la aceptaría.