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El Mallorca ha creado escuela. Aquella remontada imposible de la temporada 2004-05, la que salvó al conjunto bermellón de un descenso que estaba prácticamente certificado, es ahora el punto de referencia de todos los equipos que se asoman al final de campaña sin demasiadas posibilidades de sostenerse. El Murcia, el próximo rival del conjunto isleño en el campeonato (domingo, Nueva Condomina, 17:00 horas), se agarra ahora a lo que sucedió entonces para no perder la ilusión y seguir confiando en una permanencia que se le ha puesto muy cuesta arriba. El entorno pimentonero ha apelado al espíritu Mallorca para reforzar su autoestima y este fin de semana intentará dar un paso al frente con el que conservar la respiración.

Los números avalan por el momento la fe del conjunto murciano. La escuadra que dirige Javier Clemente es penúltima en la clasificación y se encuentra a ocho puntos de la superficie cuando restan todavía seis jornadas para que la campaña eche el cierre definitivo. Hace tres temporadas, los insulares llegaban a este mismo punto del torneo con una desventaja aún mayor (9 puntos) y mantuvieron su plaza entre los grandes gracias a un último esprint espectacular que hasta la fecha nadie ha podido reeditar.

El Mallorca caminaba entonces bajo las coordenadas que iba dictando Héctor Cúper. El propio técnico reconoció que la única salida que tenía era «acabar el ejercicio con dignidad» y cuando todo parecía perdido la situación sufrió un cambio radical. Salió airoso de la trigésimo tercera jornada gracias a una reconfortante victoria frente al Numancia en Soria (1-2) y se mostró después imparable. Ganó al Espanyol (3-2), empató en Pamplona (1-1) y enlazó otros dos triunfos a costa de Athletic (4-3) y Deportivo (0-3) que le sacaron a flote. Llegó al último episodio con muchas posibilidades de sobrevivir y aprovechó la descomposición del Levante para consumar el milagro. El Murcia sueña con repetirlo.