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F.Fernández «Puede que haya sido mi último partido con el Joventut, o puede que no». Rudy Fernández agota las horas antes de oficializar lo que es un secreto a voces. Los Blazers suspiran por el escolta internacional mallorquín y la dolorosa eliminación del DKV en las semifinales de la ACB frente al Barça (0-2) parecen haber finiquitado la larga etapa del balear en la Penya, club en el que se formó (tras iniciarse en Sant Josep), y que le ha permitido consagrarse como uno de los mejores jugadores de Europa, además de dar el salto a la selección, con la que se ha proclamado campeón del mundo (2006) y subcampeón de Europa (2007), además de debutar en unos Juegos Olímpicos (2004).

Los Blazers de Nate McMillan llaman a la puerta del 5 del DKV, quien el pasado verano aplazó el salto del Atlántico, aunque todos los indicios apuntan a que será en 2008 cuando un mallorquín haga historia al debutar en la NBA. Y Rudy tiene todos los números para acompañar en Portland a Sergio Rodríguez. Cabe recordar que esa franquicia tiene los derechos del exterior en la liga profesional estadounidenses, tras obtenerlos en el pasado Draft de 2007, en el que Rudy fue elegido con el número 24, dentro de la primera ronda, aunque por entonces, el escolta optó por prolongar su relación contractual con el club verdinegro, aunque mejorando las condiciones económicas en caso de querer jugar en la NBA, centrándose especialmente en la cláusula de cerca de 1'5 millones de euros a la que se ceñía, y a la que los Blazers no estaban dispuestos a acceder para contar con un Rudy que el pasado sábado pudo vestir por última vez la elástica verdinegra del DKV Joventut.

A lo largo de los últimos meses, el contacto entre el jugador y la franquicia de Portland se ha multiplicado. Tanto McMillan como el general manager, Kevin Pritchard, han seguido al día su progresión, e incluso han asistido (o enviado emisarios) a las grandes apariciones en escena de Fernández, como la fase final de la Copa del Rey o la Final a Ocho de la Copa ULEB.

De hecho, incluso los Blazers le han hecho llegar una réplica de su futura equipación, además de haberse iniciado los preparativos en su entorno para la 'mudanza' a Portland. Es un adiós cantado, sólo a expensas de que el propio interesado lo haga oficial, algo que puede ser cuestión de horas, no descartándose la posibilidad de viajar hasta Oregón para cerrar definitivamente su fichaje antes de iniciar las cortas vacaciones de las que disfrutará antes de concentrarse de nuevo con el equipo español de cara a preparar los Juegos Olímpicos de Pekín, su próximo desafío, y la escala previa a su aterrizaje en la mejor liga del planeta baloncesto.

En el DKV ya dan por hecho que Rudy no seguirá. Incluso se ha creado una plataforma a través de Internet (www.rudyquedate.com) que refleja el sentimiento de la hinchada de la Penya, que en más de un acto público ha solicitado a su capitán que no dé el paso y siga otro año en el DKV con la Euroliga como gran reto.

No es de extrañar que los Blazers quieran a Rudy a toca costa. Esta temporada ha disparado sus expectativas. Campeón de la Liga Catalana, Copa del Rey y Copa ULEB (y MVP de las dos últimas competiciones), sólo Marc Gasol le ha impedido ser el mejor jugador de la competición regular. Máximo anotador de la ACB (21'2 puntos por partido), mejor recuperador de la competición (2'2 por encuentro), poseedor de los mejores porcentajes de triples y tiros libres y sexto en el ránking de asistencias (4'1), se ha consolidado como el líder de un Joventut que en el transcurso de la temporada regular ha sido la única alternativa al Real Madrid (acabó segundo), aunque en los playoffs no ha sabido manejar la situación y ha sido víctima del desgaste del cruce de cuartos ante el Akasvayu Girona, cayendo antes de lo previsto frente a un AXA Barcelona que dio la campanada en el Olímpic de Badalona y remató a un DKV desconocido en el segundo encuentro de una serie de color azulgrana.

Tal vez un triste epílogo para un Rudy que ha permitido volver a soñar a la hinchada de la Penya, pero que puede estar ante el momento más decisivo de su carrera. La decisión ya está tomada, no la puede esconder más, y ayudará a redactar una de las páginas más gloriosas de la historia del deporte balear, que en cuestión de baloncesto, tiene en el pequeño de los Fernández a todo un icono que va camino de seguir los pasos que marcó su hermana Marta el pasado verano. Ella fue a los Sparks de Los Àngeles. A Rudy le aguarda el frío de Oregón. Le espera la aristocracia del baloncesto.