Gasol, asumiendo responsabilidades en ataque durante los primeros compases, no siempre con acierto, abrió el marcador hundiendo el balón tras un fallo en la entrada del serbio Radmanovic, dentro de un inicio de partido titubeante y repleto de fallos en el pase y en el tiro. Gasol, asumiendo responsabilidades en ataque durante los primeros compases, no siempre con acierto, abrió el marcador hundiendo el balón tras un fallo en la entrada del serbio Radmanovic, dentro de un inicio de partido titubeante y repleto de fallos en el pase y en el tiro.
Pasaban los minutos y los Spurs se distanciaban (30-44, m.21). La razón: los de casa no encontraban posiciones cómodas de tiro para Bryant, el único jugador que podía llevar a la remontada a unos Lakers fallones y faltos del liderazgo que podrían esperar de Odom o Fisher. Precisamente esa pareja fue la encargada de reducir a seis el déficit (40-46) tras dos jugadas de gran mérito que devolvieron la emoción al encuentro para encarar la segunda mitad, que comenzó con una escena clásica: Duncan y Bryant tomaban el mando. Algo imprescindible en el caso de los de Jackson. La torre de los Spurs hacía lo que quería. Anotaba, reboteaba, asistía a sus compañeros y arrancaba numerosas personales a sus defensores, aunque mantuvo la losa que lleva arrastrando en la serie desde los tiros libres (5/10).
Sin embargo, tener enfrente al mejor jugador de la temporada regular no permite relajamiento alguno. Bryant absorbió la ofensiva de los Lakers y de su mano lograron la segunda ventaja (61-60).
Se llegó al último cuarto con un guión conocido: Bryant ejerciendo de líder absoluto, Duncan arrasando en la pintura, una versión menor de Ginóbili y buenos minutos de los secundarios angelinos. El 24 de los de púrpura y oro arrancó el último período con un triple inmaculado que dio paso a un tira y afloja constante. Minutos de oro puro entre dos colosos. Espléndidos Bryant y Parker, pero fue Sasha Vujacic, casi inédito hasta entonces, quien dio siete de ventaja a los suyos (79-72) tras un triple desde la esquina derecha. Aunque los del Alamo llegaron a ponerse a dos (83-81), Bryant decidió sacar el fusil, impregnarlo de magia y finiquitar el asunto. El MVP había hablado: exigía a gritos la final y se la entregó a los Lakers en bandeja de plata, tras firmar una exhibición sólo al alcance de los elegidos. Los 'angelinos' ya esperan a Celtics o Pistons (3-2 para Boston), que la pasada madrugada disputaron el sexto partido de la final de la Conferencia Este.
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