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El cumpleaños de Rafael Nadal en París se convirtió en un festival sobre la tierra batida de la Philippe Chatrier, donde el tricampeón se regaló el pase a las semifinales de Roland Garros dando un recital. El jugador con más triunfos sobre tierra batida en 2008, Nicolás Almagro, sólo pudo resistir las embestidas del mallorquín durante la hora y 44 minutos que el balear necesitó para endosarle un triple 6-1 al murciano. Tras 27 victorias seguidas en el Grand Slam francés y con las inevitables comparaciones con Björn Borg tras cada encuentro, Novak Djokovic espera ahora al isleño con la final y el número dos de la ATP en juego.

El tricampeón exhibió sus galones desde los primeros compases. Acomodado mejor que Almagro a las distancias de la pista central, Nadal aprovechó su excelsa derecha para poner en aprietos al murciano, que sufría lo indecible para soportar el peso de la bola del mallorquín cuando trataba de imponer su revés a una mano. El manacorí apenas cometió errores mientras su rival los acumulaba empeñándose en mantener los intercambios largos con el balear (36 errores no forzados del murciano por 9 del ganador).

Almagro no había cedido un solo break en sus cuatro encuentros previos y era el líder del torneo en saques directos, pero salvo en el 0-1 con el que tomó ventaja no tuvo opciones de sacar a relucir su potencia (3 aces ayer cuando presentaba una media de 19 por partido). Nadal logró el primer break del primer set en el tercer juego, justo antes de que el presidente de la Federación Española, Pedro Muñoz, y el preparador de Roger Federer, Pepe Higueras, aparecieran en la zona noble y añadieran morbo al duelo.

Nadal empezó a poner en marcha su plan e hizo correr a un Almagro que demostró no estar cómodo defendiéndose, aunque tampoco demostró recursos para intentar romper el ritmo. Con nuevas rupturas en el quinto y el séptimo y ganando su saque en blanco en el sexto, el número dos del mundo finiquitó la primera manga en 27 minutos con un 6-1 que se fraguó entre los amagos de tormenta.

El mallorquín dio continuidad a su exhibición con nueve juegos consecutivos salvando hasta cinco bolas de break para colocar el 3-0 en el segundo set. Los gritos de desesperación del murciano aparecieron y la grada le insufló todo su ánimo para no quedarse tan pronto sin partido. Almagro conservó su servicio en blanco, pero fue un espejismo, ya que Nadal hizo lo propio y logró otra ruptura para certificar otro 6-1, en esta ocasión en cuarenta minutos.

El campeón de los torneos de Costa do Sauipe y Acapulco volvió a ganar su servicio en el primer juego del tercer set y Nadal metió la directa mientras su adversario parecía estar más pendiente del final del choque que de maquillar el resultado. Almagro, que se tomó el tramo final con filosofía y buen humor entre los aplausos de reconocimiento del público, se estrelló una y otra vez con el portento físico de Manacor, que no bajó la guardia y luchó cada punto como si fuera el último para cumplir con matrícula en su examen más serio de la competición.