Joachim Loew, segundo de Juergen Klinsmann en el último Mundial y relevo de éste tras el citado campeonato, se salió con la suya. Sacrificó de inicio a Schweinsteiger -que entró en la reanudación- en beneficio de Podolski, el héroe del partido, que jugaría por detrás de Klose y Mario Gómez. El técnico germano confió en el meta Lehmann y en su pareja de centrales, para la que no dudó en esperar por la recuperación del madridista Metzelder para alinearlo junto a Mertesacker, dejando la manija a Ballack.
El holandés Leo Beenhakker, que hizo historia al clasificar a Polonia, por primera vez en su historia, para una fase final del principal torneo por naciones del Viejo Continente, perdió en las jornadas previas a Blaszczykowski y salió con Ebi Smolarek (Racing de Santander) como hombre punta. Mostró un planteamiento valiente, sin renunciar al ataque. Que resultó arriesgado. En el cuarto minuto, Alemania ya se pudo adelantar. Con la defensa polaca desbordada, Klose le regaló un gol cantado Gómez, que llegó tarde a un balón que salió rozando el poste de la meta de Boruc.
Y no perdonarían los alemanes su segunda ocasión clara. De las botas del delantero de origen español salió un pase al hueco hacia Klose, que repitió alarde de generosidad y le cedió el balón a Podolski, que marcó a placer.
Polonia estuvo firme después y el triunfo de Robert Kubica en Montreal, el primero de un piloto del antiguo bloque del Este en un Gran Premio de Fórmula Uno -y el primero que lidera ese Mundial- dejaba entrever que la jornada podía ser mágica para el deporte del país. Pero Alemania no luce su palmarés por casualidad. Poco después de que Ballack, en el 70, hiciese lucirse a Boruc, un fallo defensivo de Golonski fue aprovechado por Schweinsteiger y el semifallo de Klose dejó el balón a los pies de Podolski, que de un fuerte disparo colocó el definitivo 2-0.
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