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La defensa del Mallorca se enfrenta a la actualización más amplia de los últimos años. El equipo que dirige Gregorio Manzano, que cerró ayer la primera semana de trabajo de su extensa pretemporada, partirá mañana hacia Kössen (Austria) con grandes agujeros que rellenar y uno de los más importantes se ha instalado en el eje de su sistema de seguridad. El técnico jienense ha decidido prescindir de Sergio Ballesteros de cara al stage tirolés y el club, además de buscarle salida, va a descender ahora a las profundidades del mercado en busca de un central contrastado. Algunos nombres, como el de Àlvaro Mejía (Murcia), ya están sobre la mesa, aunque es probable que hasta que no avance la semana no se tome la decisión definitiva.

La ausencia del ex capitán de la lista de veinticinco jugadores que se concentrarán este lunes en el corazón de Europa es definitiva. Manzano ya le demostró la temporada pasada que su situación en el vestuario no iba a ser cómoda y ahora ha decidido apartarlo completamente de sus planes abriéndole la puerta de salida.

En cualquier caso, no se trata de ninguna novedad en la carrera deportiva del defensa de Burjassot, que ya vivió varios meses en el anonimato durante la temporada 2005-06, bajo la dirección técnica de Héctor Raúl Cúper. Ballesteros, que en un principio contaba con la confianza del técnico de Chabas, fue expulsado en pocas semanas (ante Barcelona y Real Madrid) por emplearse de manera violenta y el argentino le mandó directamente a la grada. Parecía totalmente condenado, pero Cúper dejó el equipo y la llegada de Manzano le devolvió a la primera línea de fuego. Ese mismo año, con el de Bailén sobre el puente de mando, volvió a disputar catorce encuentros del campeonato de Liga y renovó por completo su imagen.

La campaña 2006-07 firmó sus mejores actuaciones vestido de rojo. Participó en 35 de las 38 jornadas del torneo doméstico y la grada del ONO Estadi llegó incluso a reclamar su internacionalidad. Era el pilar defensivo del Mallorca y su buena sintonía con Nunes le convirtió en uno de los jugadores más queridos por la afición.

Sin embargo, todo cambió el pasado mes de febrero. Abrió el curso empotrado en la zona central de la retaguardia y jugó como titular en catorce de las diecisiete primeras jornadas. Pero a partir de ahí empezó su declive. Se pasó en blanco todo el mes de enero, reapareció poco después contra el Villarreal y volvió al once inicial frente al Betis el 24 de febrero. Estuvo todo el partido sobre el terreno de juego, pero una vez concluido, se esfumó. No volvió a jugar un sólo minuto ni volverá a hacerlo con la camiseta del Mallorca. La dirección deportiva rojilla intentará buscarle acomodo en algún otro club (le queda un año de contrato), aunque su elevada ficha y sus referencias recientes van a complicarle el futuro.

Entre los candidatos a sustituirle destaca un viejo objeto de deseo de la SAD isleña: Àlvaro Mejía. Sin embargo, no será fácil que recale en Son Moix. El técnico del Murcia, Javier Clemente, ya le ha señalado como una pieza clave de un proyecto que nace con el ascenso como telón de fondo y salvo que el Mallorca ponga una cantidad importante sobre la mesa, continuará en la Nueva Condomina. Han sido varios los clubes de Primera que se ha interesado por su situación y, hasta ahora, ninguno ha podido hacer nada.