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Carlos Román|MITTERSILL
Buen partido y mal resultado. El Mallorca cerró ayer en Mittersill su ronda de amistosos en Austria y lo hizo encajando una derrota oscura e injusta. El Wolfsburgo alemán, quinto clasificado en la última Bundesliga, no acreditó en ningún momento la superioridad que se le intuía y a excepción de las patadas de sus futbolistas más experimentados, su aportación al encuentro fue nula. Los baleares, en cambio, demostraron que gozan de un buen estado de salud. Llevaron siempre el peso del enfrentamiento, estrellaron cuatro balones en los postes y acabaron condenados por el único error defensivo que dibujaron. Una pena, aunque tampoco importa demasiado. Lo importante era prolongar el rodaje y los insulares lo hicieron sin problemas, emitiendo de nuevo magníficas sensaciones (1-0).

Los bermellones, muy superiores técnicamente, asaltaron después la portería de Benaglio y abrieron un carrusel de oportunidades. Primero Keita con una jugada sobresaliente que desbarató en el último momento Madlung y después con una volea de Arango tras otra gran acción del guineano por el flanco derecho. Agradaron el criterio de Martí y Borja, la elevada participación de Keita y la facilidad para trenzar jugadas llenas de pólvora.

Manzano utilizó el segundo tiempo para seguir experimentando. Sin embargo, recibió un azote inmerecido por parte del equipo de la Volkswagen. En un saque de esquina sin aparente peligro, la defensa rojilla se durmió y dejó que el balón circulara en paralelo a la portería de Moyà. Cuando estaba a punto de pasar junto al segundo palo, apareció el internacional italiano Zaccardo para empujarlo, casi sin querer, lejos de las manos de Moyà. Pese al gol, tampoco varió el panorama del encuentro, aunque se fue afeando por la violencia con la que se empleaban los alemanes a la hora de ir al corte. Desde luego, no resulta muy habitual que en un simple 'bolo' de pretemporada se muestren tantas tarjetas como las que tuvo que sacar ayer el colegiado austriaco Luis Hoffman. Al margen de eso, el Mallorca siguió empujando. Y de qué manera. Inclinó el campo hacia el marco teuntón y casi toda la acción se rodó al borde del gol del empate. Lo único con lo que no contaba Manzano eran los palos, contra los que se estrelló su equipo hasta en ¡4 ocasiones! Primero Arango y después Jurado, Webó y Mario. Ninguno de ellos acabó dentro, pero todos hicieron que la puerta se tambaleara durante unos minutos. Webó tampoco pudo rentalibilizar después un pase de lujo de Dani Castellano y amplió la colección de errores en ataque. Al final, buena imagen y mal resultado.