El último partido de la pista uno está llamado a coincidir en el tiempo con el paso por la central de Roger Federer, que se medirá al ruso Dmitry Tursunov plagado de dudas sobre su rendimiento en la gira estadounidense previa a los Juegos. Eso sí, Robredo deberá recuperarse pronto y bien, ya que en el turno matinal (a partir de las 4:00, hora española) se las verá dentro del cuadro individual con el italiano Andreas Seppi.
Nadal aplaza para mañana su debut en la pista central, pero el doble también se ha convertido en un aliciente añadido. El turno de tarde (no antes de las 11:00, hora española), ofrece la cita con el balear y Robredo como plato fuerte, y ante dos rivales que forman una pareja con kilómetros sobre la pista -cemento en Pekín-, pero a la que la edad (36 años) de Jonas Björkman -eliminado en primera ronda de individuales en Atenas por Moyà- y la irregularidad de Robin Soderling pueden condenar a un adiós que parece cantado frente a los españoles, cabezas de serie número seis del cuadro de dobles. La consumada capacidad de Björkman y el interés superior por el cuadro individual podría condicionar el concurso de Robredo y Nadal, a los que ilusiona seguir los pasos de Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal (plata en Seúl 88) o Àlex Corretja y Albet Costa (bronce en Sydney 2000) e incluso mejorar sus registros y obtener el primer oro para el doble masculino español.
Nadal y Robredo conocerían hoy ya a su rival en la segunda ronda, en caso de superar a Björkman y Soderling. El ganador del encuentro entre los australianos Chris Guccione y Lleyton Hewitt y los argentinos Juan Mónaco y Agustín Calleri sería el siguiente quebradero de cabeza para el mallorquin y su compañero de aventura en Pekín.
A la espera de la aparición en escena en el concurso individual de Rafael Nadal, que se las verá con el transalpino Potito Starace, y del estreno, también en individuales y en dobles (junto a María José Martínez), de Nuria Llagostera, el tenis balear pone en marcha la cuenta atrás hacia su primer gran logro olímpico, hacia un doble desafío que encarnan dos tenistas, uno de Manacor y otra de Cala Millor, que no quieren volver de vacío a la Isla.
En vísperas del inicio de la competición, las sensaciones de Nadal empiezan a aproximarse a las deseadas. «He entrenado mal estos días. Estaba muy cansado y no me había aclimatado bien por el cambio horario y los viajes. Pero ayer di un pasito más hacia adelante y hoy, que he entrenado con Blake, otro más grande», señaló el tenista español.
Nadal ha padecido los contratiempos ambientales de la capital china. Especialmente la humedad. El tenista español, sin embargo, va encontrando soluciones a los contratiempos.
«Hace, sobre todo, mucha humedad. Pero desde ayer intentamos hacer una cosa nueva y es que cada veinte minutos le doy la raqueta a mi entrenador, Francis Roig, y me cambia el 'grip' (envoltura de la empuñadura). Con el sudor se empapaba y resbala enseguida», explicó Rafael Nadal.
El próximo número uno del mundo no considera que la superficie del Centro Olímpico de Tenis de Pekín sea excesivamente rápida, como ha comentado algún competidor. Similar a la empleada en el Abierto de Estados Unidos, el balear considera que «muy, muy rápida la pista tampoco es. Depende. Lo que pasa es que la bola es un poco extraña y sí da la sensación de ser más rápida cuando la bola va por abajo».
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