Los norteamericanos formaron con Phelps, Garret Weber-Gale, Cullen Jones y Lezak para afrontar una de las pruebas en las que el primero tenía más difícil conseguir el oro. En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 fue esta final en la que el nadador de Baltimore (Maryland) perdió una de sus opciones porque el cuarteto de los Estados Unidos fue tercero tras Suráfrica y Australia. Además de la emoción de la lucha por las medallas, el australiano Eamon Sullivan batió el récord del mundo de los 100 metros libre con 47.24 y se lo quitó al francés Alain Bernard que lo tenía en 47.50. El oceánico tiene ahora las dos mejores marcas de la velocidad, la de 50 y la de 100. Los técnicos norteamericanos decidieron lanzar en primer lugar a Phelps, que no es un velocista y no nada esta prueba en la competición individual, contra Sullivan y el francés Amaury Levaux. Este no estuvo muy afortunado y no pudo con sus dos principales rivales, pero tampoco con Brent Hayden de Canadá. El estadounidense fue segundo por detrás del australiano, y Levaux cuarto con 47.91 por 47.51 de Phelps y 47.24 de Sullivan. El canadiense paró el crono en 47.56 para ser tercero en el primer 100.
Weber-Gale puso por primera vez a los campeones olímpicos en la cabeza de la carrera al superar a Fabien Gilot con 47.02 por 47.05. Andrew Lauterstein perdería para Australia la primera posición con 47.87 y dejó a su equipo en el tercer lugar. Los canadienses ya habían perdido todas las opciones y eran cuartos con Joel Greenshields. Tras Garret Weber-Gale se tiró Cullen Jones que mantuvo el tipo durante el primer 50, pero su giro no fue bueno y perdió una posición frente al francés Frederic Bousquet. La carrera era ya un mano a mano entre los Estados Unidos y Francia, y tras la tercera posta todo pintaba bien para los europeos y mal para Phelps, que veía cómo se esfumaba la segunda de sus medallas y el intento de batir el récord de siete oros de su compatriota Mark Spitz en Múnich en 1972. Jones hizo 47.65 por 46.63 de Bousquet y ahí estuvo la ventaja que le dio a Bernard. El australiano Caius Ashley también fue más rápido que el americano en este tercer relevo, pero no lo suficiente como para quitarle la segunda plaza. Todo estaba en juego en la última posta. La cara de Phelps y de Weber-Gale era de tensión máxima encima del muro, gritando y animando a Lezak. Este iba a tener en su mano darle a su compañero y compatriota la segunda de sus medallas de oro en la capital china. Bernard es el segundo nadador más veloz del momento tras Sullivan y hoy falló en el «Cubo de agua» pequinés. Lezak remontó cuando todo el mundo, menos él y sus compañeros daban la carrera por perdida. En unos 50 últimos metros de leyenda, Lezak recuperó la diferencia. Cuando se tiró Francia marcaba 2:21.59 por 2:22.18 de los Estados Unidos y cuando llegó era 3:08.24 por 3:08.22. Fue la última brazada del estadounidense, con su brazo derecho, un auténtico «hachazo» lleno de orgullo, la que le dio la medalla de oro y dejó a Francia con la plata.
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