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Manacor vibró ayer con una nueva gesta de su deportista más internacional. Primero fue Roland Garros, luego Wimbledon y ahora, el oro olímpico. Desde primera hora de la mañana, los habitantes del municipio estuvieron animando a Nadal por sus calles y tras la victoria sobre el chileno Fernando González la alegría se fue desbordando.

A las siete de la mañana ya se veían en Avenida de los Pinos, en la zona de S'Illot, a vecinos de Manacor y de otros núcleos cercanos llegados para conseguir las mejores posiciones ante la pantalla gigante que el Ajuntament colocó en plena calle para que todo el mundo pudiera unirse a la esperada fiesta de la medalla dorada.

En total, en la localidad natal de Nadal se dieron cita unas 400 personas que aguardaron estoicamente la hora y media de retraso con la que empezó el partido. Entre ellos se encontraban Miquel Àngel y Rafael Nadal, tíos del tenista, además de su abuelo, que festejó como nadie el triunfo.

Los asistentes corearon cada punto, derrocharon el ánimo y el buen humor de los que se saben ganadores y, al fin, casi dos horas y media después de comenzar el partido -sufrido set a set-, los vecinos del actual campeón olímpico se levantaron de sus sillas con el grito de la victoria en las gargantas. Después, el alcalde de la ciudad, Antoni Pastor, destacó la «enorme alegría, orgullo y satisfacción» con la que él y todo el pueblo de Manacor recibían la victoria.

«Es algo insólito, algo tremendo para una ciudad de 40.000 habitantes», ha señalado Pastor, con la voz todavía entrecortada por la emoción. «La gente ha vibrado, han venido de todas partes a ver el partido y todos se han emocionado», añadía.