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Fernando Fernández|PEKIN
Cuatro años después, otro de los miembros de la saga de los Sánchez recoge el testigo dentro del equipo olímpico de lucha. Si en Atenas fue Moisés el que representó a la fértil cantera balear, entonces en grecorromana, a Pekín llega Fran dispuesto a reventar los pronósticos y lograr para España la que sería su primera medalla olímpica. A sus 29 años, y después de haber logrado la clasificación para los Juegos merced a la medalla de bronce que se colgó en el Europeo de Tampere (Finlancia), el deportista del Budokán y el CTEIB viene a por todas a la capital china, arropado por su familia, que no ha querido perderse la participación de un luchador que llega «en el mejor momento de mi vida», afirma sin reparos el único representante nacional en categoría masculina. El quinto puesto y diploma logrado por Maider Unda ha servido de estímulo para Fran, que ayer cumplió con el pesaje y recibió la noticia del sorteo del cuadro de competición de libre olímpica en 55 kilos, en el que ha logrado evitar la ronda de clasificación y entra directamente a los octavos de final, en los que se medirá al surcoreano Kim Hyo Sub, sexto en Atenas 2004 y quinto en el Mundial de 2006, lo que habla del historial de un adversario acostumbrado a moverse entre los mejores de su peso.

La victoria permitiría a Fran avanzar en el cuadro, aunque en caso de caer, deberá esperar a la opción de la repesca por el bronce si es que Kim Hyo Sub consigue meterse en la final. Entonces, le tocaría luchar con uno de los semifinalistas por el tercer peldaño del cajón y ganar dos combates para verse con una medalla al cuello. Si Fran siguiera pasando rondas, en cuartos le esperaría el vencedor del combate entre el norcoreano Yang Kyong y el azerbayano Namig Sevdimov, para en semifinales topar con una parte complicada del cuadro.

Si Fran logra alcanzar la repesca por el bronce o las finales, tendría a partir de las doce del mediodía, hora española, la opción de entrar en los anales de la lucha libre, aunque Sánchez no quiere mostrarse demasiado lanzado a la hora de hacer pronósticos. «Si he venido aquí es para darlo todo. Me encuentro físicamente a tope y tendré el apoyo de mi gente en las gradas. Estoy en plena madurez deportiva y personal, y sé lo que quiero. Por eso, creo que estoy ante la oportunidad de mi vida de conseguir algo realmente importante», explicaba el luchador balear en la Villa Olímpica, minutos antes de partir hacia un pesaje que le ha obligado a realizar un enorme esfuerzo a lo largo de los últimos días. «Los últimos dos kilos han sido difíciles de bajar, aunque no he dejado de comer. En total, he perdido nueve, gracias a la dieta que me ha diseñado Javier de Unzueta. Es la otra parte del trabajo físico y de entrenamiento», explica Fran, quien lamenta no haber podido contar con un sparring de confianza durante las casi dos semanas que lleva en la capital china.

Para Fran Sánchez no hay rivales señalados en especial. «Los dieciocho lo son. Para mí, cada combate será como una final, y aunque la medalla la veo lejos, tengo el presentimiento de que todo va a ir bien», decía el luchador, a quien no le dan miedo los arbitrajes, de los que fue víctima su hermano Moisés en Atenas. «No les temo, pero sería una pena quedarse fuera por su culpa. De poder ser quinto a quedarte sin diploma hay mucho en juego. El trabajo de todos estos años, las ayudas...», recuerda el pupilo de Eusebio Capel, que no está dispuesto a dejar pasar la oportunidad que el destino le ha brindado y pretende, al menos, regresar a Mallorca con un diploma.