El K-4 500 femenino español fue quinto y repitió el diploma olímpico de Atenas'04. El pontevedrés, que había anunciado su objetivo de conseguir dos oros, fue segundo y cede la corona de campeón olímpico al húngaro Attila Vadja, que logró la medalla de oro, en una regata grandiosa con un igualado final entre ambos. Vadja, vigente campeón mundial salió en la final por la calle número cinco, la adjudicada al mejor tiempo de los participantes, consciente de que se presentaba un duelo particular con el español.
El inicio fue una fulgurante arrancada del uzbeco Vadim Menkov, en cabeza hasta la mitad del recorrido para acabar desfondándose al final, sin entrar siquiera en podio. Cal y Vadja ya partieron igualados desde las primeras paladas. El español pasó sexto y el húngaro octavo por los primeros 250 metros.
Cal fue el primero en acometer una progresión que le permitió cruzar la mitad de recorrido en segundo lugar, por detrás de un Menkov que ya empezaba a pagar su esfuerzo. A Vadja se le atisbaba en sexto lugar. Empezó entonces el rugir de una fiera del piragüismo, para el que había llegado el momento de cumplir con el sueño de todo un ciclo olímpico. Pero Vadja llegó a Pekín con un compromiso añadido, el de proclamarse campeón olímpico para dedicarle el oro a Gyorgy Kolonics, el medallista húngaro fallecido este verano a causa de un infarto, con cuyos éxitos ha crecido Attila.
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