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Antonio Gutiérrez|SEVILLA
Un año se cumple hoy del fallecimiento de Antonio Puerta, período en el que los sevillistas han añorado con resignación a un fino interior izquierdo del que siempre se recordará el zurdazo que valió para eliminar al Schalke 04 y que el club andaluz volviera a una final medio siglo después.

La pasada iba a ser la temporada de Puerta, querido por la afición, con la categoría de internacional absoluto conseguida y presumible titular por la banda izquierda del ya poderoso Sevilla FC, y todo ello a sus 22 años.

Además, el sevillano esperaba entonces un hijo y recientemente había ampliado y mejorado significativamente el contrato con su club de siempre. Toda la felicidad se truncó en la jornada inaugural de la temporada 2007-08 en la Primera División, cuando el sábado 25 de agosto Puerta cayó desplomado en la primera parte del partido ante el Getafe que se disputaba en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán. El sevillista se desvaneció en el área local ante la preocupada reacción de su compañero más cercano, el central serbio Ivika Dragutinovic, y la perplejidad de cuarenta mil espectadores que poblaban las gradas del estadio. Las atenciones médicas del primer momento y el hecho de que el futbolista saliera por su propio pié del terreno de juego tranquilizó los ánimos y no hizo presagiar lo que posteriormente ocurrió. Puerta, ya en los vestuarios, volvió a sufrir varias paradas cardiorrespiratorias y tuvo que ser trasladado de urgencia en una ambulancia al Hospital Virgen del Rocío.