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El circuito de Misano se rindió a Valentino Rossi y asistió de reojo a la recuperación de Jorge Lorenzo. Y es que el mallorquín ha vuelto por donde solía, pero antes de celebrar la confirmación de las buenas sensaciones que ya desprendió en Brno es justo y necesario detenerse en la figura del italiano, que dio un gran paso hacia un nuevo título y hacia la cima de este deporte. Todavía no había podido ganar en el trazado que está sólo a diez kilómetros de su casa, pero Il dottore, convertido por un día en alcalde de Tavullia por sus 7.000 vecinos instalados en la curva de Brutapella, no sólo provocó la locura entre los suyos con el triunfo, sino que también igualó el récord de victorias de Agostini en la categoría reina (68) y elevó a 700 el número de éxitos del motociclismo italiano. Las imágenes de los tifosi a los pies del podio y entonando el himno italiano puso de relieve el carisma que irradia una figura irrepetible.

El que vuelve a repetir las buenas actuaciones de meses atrás es Jorge Lorenzo. Desde el segundo escalón del podio el balear ha demostrado haber aprendido de las experiencias negativas que le han tocado vivir entre caídas y lesiones. El bicampeón del cuarto de litro avisó en los entrenamientos y certificó su progresión a la hora de la verdad. La Yamaha con el 48 vuelve a ir rápido y el resultado reivindica su recuperación y pone al descubierto que ha recuperado la confianza necesaria para dar mucha guerra en las cinco pruebas que aún restan para bajar el telón. El Mundial está en manos de Rossi una vez que Stoner no está pudiendo con la presión, pero quedan muchos alicientes y muchos de ellos están en manos de Lorenzo.