01/09/08 0:00
Carlos A.Fernández|LA CORUÑA
El nuevo curso no cambió lo que ya se ha convertido en una tradición, que el Real Madrid salga del estadio de Riazor con la cabeza agachada y con dudas después de visitar al Deportivo de La Coruña, una situación que apena a los blancos desde 1991 y que se repitió ayer con una nueva victoria gallega (2-1). Con la salida de tono del brasileño Robinho demasiado reciente y la derrota del Barcelona ante el Numancia aún más fresca, el Real Madrid saltó al césped de Riazor con la pájara habitual en el estadio coruñés aturdido por las 'meigas' que le azotan en las últimas diecisiete temporadas.
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