Los jugadores argentinos, especialmente David Nalbandian, y el capitán del equipo, Alberto Mancini, habían reclamado que la final se disputara sobre una pista rápida en un estadio cerrado para tener más posibilidades ante los españoles, reyes del tenis en tierra batida.
En Argentina no hay un estadio cubierto para 12.000 personas y las mejores posibilidades las presentaron Córdoba y Mar del Plata, ciudades en las que se ha ofrecido la ampliación de recintos deportivos a toda velocidad para llegar, o acercarse, a ese aforo, que es el que ha determinado la ITF. También hubo una propuesta del estadio Luna Park de Buenos Aires, escenario de numerosos acontecimientos deportivos como combates de boxeo por títulos internacionales y las finales de los mundiales de baloncesto de 1990 y de voleibol de 2002, pero ha sido descartado.
La elección fue anunciada horas después de que Córdoba se situara otra vez en escena tras el crecimiento mediático que tuvo la posibilidad de que la sede fuera Mar del Plata. «Córdoba cuenta con 18.000 plazas hoteleras con servicio internacional, en un radio de 30 kilómetros, incluyendo a Carlos Paz, distante de Córdoba a sólo media hora de automóvil», anunció la Asociación Hotelera y Gastronómica de esa ciudad a través de su presidente, Federico Desbots.
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