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Eran las 20:02 horas en Los Àngeles. O lo que es lo mismo, pasaban dos minutos de las cuatro de la madrugada, hora española, del 28 de octubre de 2008. Este día marca un punto de inflexión en la historia del deporte balear, que ya puede presumir con todas las de la ley de poseer un embajador en la mejor liga de baloncesto del planeta. Pero está claro que sólo con Rudy Fernández no le bastará a Portland para aspirar a regresar a las series por el título. El mallorquín, que con 16 puntos rubricó el mejor debut anotado de un español en la NBA, ejerció de líder del grupo de McMillan en un escenario hostil. No es fácil ganar en el Staples Center, y menos cuando tu rival son los Lakers de Gasol y Bryant.

Endebles en defensa, sin argumentos en la pintura (Oden se ha vuelto a lesionar en su reentrada en la liga) y fallones desde el perímetro (29 de 84 en tiros de campo), los Blazers estuvieron lejos de ser el equipo que ilusiona, y se encomendaron a la muñeca de Rudy y su inflalible olfato desde la línea de tres puntos (3 de 5) para engancharse a un partido que se puso cuesta arriba demasiado pronto. Una cita de enorme valor para el baloncesto mallorquín, descafeinada (96-76), pero que marca un hito que se antoja revolucionario.

Y eso que le costó a McMillan reclamar la presencia de Rudy. Empezó en el banquillo. Desacertados, ni Roy ni Blake veían canasta, y en la pintura, Pau Gasol ganaba en todo momento la partida a un Oden torpón y un Aldridge desbordado por los acontecimientos. Se sabían superiores, y no podían defraudar en el día de su puesta de largo. Por ello, los Lakers, de la mano del ritmo impreso por Kobe Bryant y la resolución de Gasol, abrieron brecha (13-4). Fue entonces cuando el técnico de los Blazers, que una vez más ignoró a Sergio Rodríguez (5 minutos tras haberle renovado hasta 2010), reclamó la presencia de Rudy. Empezó el pequeño de los Fernández secando a Radmanovic. Le costó anotar su primera canasta (19-10), pero enseguida se soltó y asumió galones de líder cuando tres españoles (Sergio, Pau y Rudy) poblaban el parqué del Staples. Casi sin querer, Rudy acababa el primer cuarto como máximo anotador de los Blazers (4 puntos). Un aviso de lo que estaba por llegar, y de que la pretemporada no ha sido un espejismo.