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Miquel Alzamora / Carlos Montes de Oca

La afición huye de Son Moix. El proyecto del Real Mallorca no engancha a una grada que domingo tras domingo expresa su desencanto con su incomparecencia. La inestabilidad institucional, la marcha de jugadores idolatrados por la masa (Ibagaza, Güiza...) y, en menor medida, la crisis económica ha provocado el éxodo de la hinchada. El promedio de espectadores en este primer tercio del curso es de 12.729, la cifra más baja desde que el equipo regresó a Primera División hace más de una década. En relación a la pasada temporada, ha perdido cerca de 3.000 espectadores por encuentro y casi ¡5.000! si lo comparamos con el curso 2005-06.

Tras los seis primeros partidos disputados por las huestes de Gregorio Manzano en su base de operaciones, el número total de espectadores es de 76.375, es decir, prácticamente los aficionados que acuden una tarde al Camp Nou. En tres de esos duelos, Son Moix ha acogido a poco más de 13.000 aficionados; en otro 14.000 y en dos de ellos menos incluso de 11.500 seguidores. Con estos datos en la mano, el Mallorca es incapaz de cubrir la mitad del aforo (52%), cuando hace apenas tres años, el estadio registraba tres cuartos de entrada (17.400) cada quince días.

El irregular inicio de Liga ha contribuido aún más a colmar el vaso de la paciencia de los seguidores bermellones. Invadidos por la desilusión, muchos aficionados del Mallorca han desertado de Son Moix.

El partido del pasado domingo ante el Málaga fue la confirmación de una tendencia preocupante. La visita de los andaluces al coliseo rojillo congregó a apenas 11.150 espectadores, la peor entrada del curso en un domingo. Cabe recordar que ante el Numancia apenas se alcanzaron los 10.775, pero se jugó un miércoles.

En los seis primeros encuentros de Liga, la asistencia del público al ONO Estadi ha caído en picado. La mejor entrada se registró con la visita del Sporting (14.703). Desde aquella tarde, en apenas unas semanas, Son Moix se ha vaciado en más de 3.000 espectadores. Curiosamente, este bajón ha coincidido en el tiempo con el culebrón protagonizado por el empresario inglés Paul Davidson y su supuesto interés por adquirir el club.

Está claro que la afición del Mallorca no es la más bullanguera del mundo y que suele movilizarse para acontecimientos más importantes. Pero hasta ahora, el juego del equipo no convence, las incógnitas que rodean el futuro de la propiedad son enormes y los asientos vacíos son una constante.

Los representantes de la masa social, tal y como se informa en la página siguiente, achacan al desarme de la plantilla en relación al curso anterior, a la sobrecarga de partidos que ofrecen las televisiones y a la crisis económica como los tres principales factores que han provocado esta desbandada generalizada.

En las últimas temporada, el descenso en la curva ha sido apenas perceptible. Incluso en una temporada, que curiosamente coincidió con la llegada a la presidencia de Vicenç Grande (2005-06), la asistencia a Son Moix fue en aumento, con unos 1.000 espectadores de media más en relación al curso pasado. Al año siguiente, perdió ese millar de aficionados que había recuperado. El curso anterior, el descenso fue de unos 600 seguidores. La disminución ha sido notable en esta Liga. Casi 3.000 aficionados menos acuden de media al ONO Estadi, un escenario que comienza a acostumbrarse al silencio.