Gregorio Manzano, con el banquillo madridista de fondo, se dirige a sus jugadores durante uno de los enfrentamientos de la temporada pasada. Foto: FÉLIX ORDÓÑEZ

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Gregorio Manzano tiene guardada en su libreta la fórmula para asfixiar al Real Madrid. El técnico de Bailén, que mañana dirigirá su duodécimo enfrentamiento ante los blancos como entrenador del Mallorca, no suele arrugarse ante el vigente campeón de Liga, al que ya ha derrotado en cinco ocasiones entre sus dos etapas en la Isla. Ahora, mientras recorre uno de los tramos más oscuros de su travesía como preparador bermellón, volverá a desempolvar la mágica receta con la ilusión de sacar otra vez al equipo del agujero.

Con Manzano al volante, las confrontaciones entre rojillos y merengues resultan imprevisibles y, en muchos casos, históricas. La prueba más evidente se esconde entre los resultados que se cosecharon durante su primera campaña en Palma. En el encuentro de la primera vuelta del campeonato, el Madrid pasó el rodillo en Son Moix (1-5) gracias a la pegada de Raúl, Guti y Ronaldo, aunque la venganza que se redactó en los meses posteriores todavía se recuerda en Concha Espina. El Mallorca se lamió las heridas con un resultado idéntico (el mayor triunfo de su historia como foráneo) y le detuvo después en los cuartos de final de la Copa del Rey. Los blancos, que paseaban todavía su corona de campeones de Europa, se marcharon de Ciutat con exceso de equipaje (4-0).

Las pesadillas madridistas no acabaron ahí. Ni mucho menos. Basta con recordar lo que sucedió en el ONO Estadi en febrero de 2006. El Mallorca viajaba en el furgón de cola del campeonato y se había encomendado a la pizarra del andaluz, que había regresado a la Isla doce días antes para coger el relevo de Héctor Cúper. Sergio Ramos adelantó al Madrid con un gol a la media hora de juego, pero los bermellones se activaron en el segundo tiempo y escenificaron la remontada bajo el diluvio. Pisculichi igualó de penalti y Arango, a pase de un recién llegado Basinas, trasladó el delirio a la grada. El Mallorca escapó de los puestos de descenso y ató plácidamente la permanencia, además de provocar un maremoto que marcó el final de la era galáctica. Florentino Pérez dimitió un día después y el club blanco cayó en una depresión de la que tardó muchos meses en recuperarse.

La temporada 2006-07 no dejó apenas espacio para la sorpresa, aunque el Mallorca tuvo en vilo al Bernabéu durante muchos minutos en la última jornada gracias al acierto de Varela. Al final, la aparición de José Antonio Reyes fue determinante y el conjunto de la capital, dirigido por Fabio Capello, acabó celebrando el título.

En el ejercicio anterior también se vivieron episodios cargados de intriga y tensión. En la Liga, el Madrid se aprovechó de los errores arbitrales para sumar cuatro de los seis puntos en juego, pero el Mallorca se desquitó en la Copa. Primero, con un triunfo mínimo en Palma (2-1) y después, con una gran victoria liderada por Ibagaza. Los isleños volvían a abortar el sueño copero de los madridistas en el momento preciso.

Manzano ya ha demostrado que le tiene tomada la medida al Madrid, aunque su fortuna frente a la escuadra blanca se reduce casi exclusivamente al banquillo del Mallorca. De hecho, si se contabilizan únicamente los partidos de Liga, el Madrid es uno de los rivales que peor se le dan del campeonato. En quince partidos, sólo ha ganado tres. El resto se condensa en un empate y once derrotas.

En cuanto al Madrid, sus números no son del todo malos en la capital balear cuando lo que está en juego es el torneo doméstico. Ha disputado veintitrés partidos entre el Lluís Sitjar y el ONO Estadi, de los que ha ganado once, ha empatado tres y ha perdido cinco. Además su balance anotador es positivo, ya que ha marcado 37 goles y ha recibido sólo 21.