Rafael Nadal posa con el trofeo que le acredita como campeón del Open de Australia, ayer, en Melbourne.

TW
0

Tolo Jaume

Apenas han pasado unas horas de su éxito en el Open de Australia y Rafael Nadal ya piensa en nuevos retos. El cansancio todavía atenaza al número uno y sólo su viaje a de regreso a tierras mallorquinas le permitirá descansar antes de encarar el desafío del torneo de Rotterdam. El manacorí va paso a paso y esquiva las preguntas sobre sus objetivos a largo plazo, aunque no esconde una ilusión: la Copa Davis. «Es una ilusión más que un objetivo. Ahora no hay margen para la relajación. Me hace ilusión hacerlo bien en Rotterdam y luego Dubai, pero mi objetivo es la Copa Davis, que el año pasado no pude jugarla. Ganarla es una ilusión que tengo este año», aseguró ayer en Melbourne en declaraciones recogidas por la agencia Efe.

La posibilidad de buscar el Grand Slam queda lejos cuando apenas se ha arrancado la primera hoja del calendario, pero sobre el único Grand Slam que le queda por ganar, el US Open, Nadal opina que «es un torneo que me ha costado un poco más. El año pasado fue una pena que llegase tan cansado, pero mi objetivo es seguir mejorando porque solo así tendré alguna opción de completar o intentar ese último Grand Slam que me falta».

En cualquier caso, el tenista isleño mantiene su discurso y se muestra consciente del camino a seguir para alcanzar nuevas metas: «Estoy haciendo cuatro grandes temporadas, consiguiendo títulos importantes, pero uno nunca sabe cuando termina. Solo se que tengo que estar siempre atento y no creerme que soy el mejor, solo soy el más regular, pero eso viene y se va».

Nadal apuntó la necesidad de que se reduzca el número de torneos en superficies duras para evitar lesiones a los jugadores. «La pista dura es más perjudicial que la hierba o la tierra para el cuerpo, y cada vez jugamos más en estas superficies. En mi humilde opinión, habría que cambiar esto un poco», declaró. «Puedo decirlo ahora que he ganado un Grand Slam en pista dura. Si lo hubiera dicho antes, mucha gente podría pensar que lo hacía porque yo era un jugador de tierra», precisó Nadal, que también añadió que «cuando digo esto sólo pienso en lo mejor para los jugadores y para el futuro». «Me gustaría jugar al fútbol con mis amigos cuando me retire, e incluso al tenis pero si continuamos como ahora va a ser muy duro hacer deporte», explicó.

El manacorí, que admitió no haber podido «disfrutar mucho» en la entrega de premios al ver a Federer, dijo que antes de Australia se había marcado el objetivo de hacer 2.000 puntos hasta Miami: «Por suerte los he conseguido ya, y lo que hay que intentar ahora es mejorar y llegar a tres mil».

Sobre su futuro inmediato dijo que tiene que hacer un anuncio de televisión, luego quiere «descansar, estar con la familia y entrenar para el sábado salir hacia Rotterdam», donde Nadal tiene marcado su próximo reto.

Nadal ha agrandado su liderato en la clasificación mundial. Tras su victoria, suma 14.260 puntos y cuenta con una mayor ventaja desde que es el número uno del mundo con 3.360 de diferencia sobre Roger Federer, que se queda en los 11.000 puntos.

La ventaja en la ATP es otro golpe a la psicología del suizo, un factor que Nadal resaltó como una de las claves de su duelo: «En ese último set, con la presión se te puede ir el partido. Creo que se le hizo una montaña mentalmente y luego bajó los brazos, pero nos puede pasar a cualquiera», afirmó.