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Definitivamente, la nueva propiedad ha perdido la confianza en Nando Pons y en las próximas horas le lanzará un mensaje contundente. El club planea el despido de sus colaboradores más próximos y es probable que antes de final de año plantee la rescisión de su contrato. El divorcio entre el actual equipo de gobierno de la SAD balear y su máximo responsable deportivo es absoluto, un hecho que quedará ratificado con un aislamiento inmediato de Pons.

A excepción de Paco Navarrete, que debe relevar a Marcos Martín como «jefe» de la cantera, el Mallorca prevé despedir a todos los «hombres de Pons» y eliminar de esta manera toda capacidad de influencia. De hecho, Navarrete perderá cualquier tipo de comunicación oficial con Nando Pons y deberá rendir cuentas ante el consejero delegado.

La estrategia del club es clara. Quiere que Pons descifre el nuevo escenario y facilite la resolución de un contrato que se ha convertido en su principal y único sustento. Despedir de forma unilateral al director deportivo supondría para las arcas del Mallorca un desembolso de 2 millones de euros, una cantidad del todo inasumible para la entidad. Si Nando Pons se cierra en banda y se remite al millonario contrato que le rubricó Vicenç Grande, Martí Asensio activaría su «plan B», que pasa irremediablamente por Magistratura de Trabajo.

Los expertos en derecho laboral que ha consultado el actual consejo de administración consideran que el contrato que vincula a Nando Pons y al Real Mallorca podría ser invalidado sin la necesidad de realizar un desembolso altamente gravoso para la economía del club.