Zulueta pide paso

María se inició en el mundo de la vela a los ocho años. A esa edad, ya se atrevía a embarcarse ella sola en el barco que su padre tenía en un puerto cercano a Murcia. Desde entonces y hasta hace tan sólo un año, esta joven promesa de la vela murciana había competido únicamente en la clase optimist, en la que consiguió hacerse con la victoria en distintas competiciones regionales como el campeonato autonómico femenino de Murcia y el prestigioso Trofeo Astrapace.

Ahora ha pasado a disputar pruebas en la categoría Laser. Este cambio de embarcación no ha sido fácil de asimilar para María, ya que ha pasado de brillar con facilidad en su etapa de iniciación a tener que luchar mucho más por estar en los puestos de cabeza en una clase que requiere un mayor desgaste físico. «En optimist iba muy bien, no necesitaba tanta preparación física, pero el Laser exige mucha y eso de momento me está dificultando lograr los mismos resultados de antes», afirma María.

Su vinculación con Mallorca viene desde lejos. «Desde que empecé a competir en optimist he venido cada año a Mallorca a disputar el Trofeo Ciutat de Palma, que se celebra siempre en el mes de diciembre». De esta clásico prueba del calendario nacional, Zulueta destaca su «gran organización» y el «buen ambiente» existente entre los competidores.

Eso sí, la adaptación a las pruebas mallorquinas no es tarea fácil para María. Y es que las condiciones de navegación de la Badia de Palma son notablemente distintas a las que suele encontrarse en las aguas del Mar Menor. «En el Mar Menor no hay prácticamente olas y aquí el mar es mucho más movido, la verdad es que cuesta un poquito adaptarse a este cambio, pero el que es bueno allí al final termina siendo bueno aquí», declara la regatista murciana.

Pese a su facilidad desde bien pequeña para navegar, María no se fija como un objetivo prioritario en su vida dedicarse a la vela profesionalmente. «De momento me lo tomo como una diversión, una afición para pasar buenos ratos, pero soy consciente de que lo más importante son mis estudios», concluye la prometedora tripulante en un alarde de sinceridad.