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Le cuesta reconocerlo públicamente, pero Gonzalo Castro vive sus últimos meses como jugador del Mallorca. Después de consumir cinco temporadas subido a una montaña rusa, el centrocampista uruguayo es consciente de la situación del club y apura su contrato sabiendo que en cuanto descienda el telón de la Liga tendrá que hacer la maleta. El Chori , que de mantener el nivel de juego que ha exhibido hasta el momento tendrá casi con toda seguridad la posibilidad de irse a un grande, se niega a cerrar todavía la puerta del conjunto bermellón por razones obvias, pero su etapa en Son Moix se agota.

«No vengo pensando mucho en si son mis últimos meses o no» -respondía ayer en Son Bibiloni- «solo pienso en el equipo y en la permanencia, que es lo que buscamos todos. No se me pasa por la cabeza ni dónde quiero ir ni qué es lo que quiero. Estoy tranquilo y ya lo pensaré a final de temporada. Habrá tiempo para decidir, aunque ahora la mente está en el equipo», mantiene ante los micrófonos.

Castro asegura que tiene aparcado su futuro «hasta que acabe la liga», aunque casi al instante reconoce que ha dejado el asunto en manos de su representante, que «es el que tiene que hablar». Reconoce que la oferta del Mallorca todavía no ha llegado -«el club ya ha hablado conmigo para saber qué haría yo en el caso de que hubiera una oferta de renovación, pero sólo hubo eso, nada más; hay que esperar»- y que deberá conocer qué clubes estarían dispuestos a contar con él antes de tomar una decisión: «No puedo decir que quiero ir a un equipo determinado porque no sé qué equipos que están interesados. Sólo trabajo tranquilo pensando en rendir», insiste.

Gonzalo Castro, en cualquier caso, también admite que es un futbolista nuevo gracias al trabajo defensivo que le exige Caparrós y que se está beneficiando de la confianza del técnico y la labor colectiva del grupo para llegar a su nivel actual. «Jugar muchos minutos te da mucha confianza y mejora el rendimiento», recuerda.