Murray, campeón en 2013, venció con autoridad a Berdych, finalista en 2010, por 6-3, 6-3 y 6-3 en una hora y 58 minutos. Raonic se deshizo de Federer antes, en un épico duelo de tres horas y 25 minutos, por 6-3, 6-7 (3), 4-6, 7-5 y 6-3 para convertirse en el primer canadiense en lograr la final en el cuadro masculino.
Ambos jugadores se han enfrentado en nueve ocasiones, con 6-3 para el jugador de Dunblane, que ganó la última también en Londres recientemente.
Será la undécima final de un Grand Slam para Murray (Abierto de EE.UU. 2008 y 2012, Abierto de Australia 2010, 2011, 2013, 2015 y 2016, Wimbledon 2012 y 2013, y la más reciente en Roland Garros 2016).
Con la de este domingo, Murray igualará con el sueco Stefan Edberg, el australiano John Newcombe y el estadounidense Andy Roddick, en la décima plaza de jugadores que más veces han firmado una final en el All England, desde que dio comienzo la Era Open.
En su séptima semifinal de Wimbledon y 20 del Grand Slam, Murray dominó por completo a Berdych controlando el partido con sus restos y moviendo al checo con imaginación. Ya tiene el de Dunblane 52 victorias en el All England y el reconocimiento de todos los británicos, que ya le ensalzaron cuando ganó aquí hace tres temporadas, convirtiéndose en el primero de ellos que rompía la sequía de 77 años desde el último campeón, Fred Perry. Ahora, Andy lleva una final más incluso que Perry.
Los 32 errores no forzados de Berdych le condenaron a la derrota. El checo no pudo con la seguridad de Murray, que solo falló en nueve ocasiones. Tomas, eso sí, arriesgó más y logró 32 ganadores, 12 más que Andy.
El grito de la mujer de Murray, Kim Sears, tronó en la central del All England, cuando su marido logró el último punto. Fue el final de una batalla desigual, en la que Andy castigó con su resto a Tomas, rompiéndole cinco veces, mientras que solo perdió una vez su saque.
Se habían enfrentado 14 veces antes, con triunfo de Murray en ocho de ellas. Con la de hoy, el de Dunblane lleva ya cinco seguidas, con inicio en la semifinal del Abierto de Australia del año pasado. Desde entonces no ha cedido un set ante el checo.
Antes, Raonic se convirtió en el primer canadiense en lograr la final en el cuadro masculino de Wimbledon al vencer en un épico partido a Federer, su verdugo en la semifinal de hace dos años, por 6-3, 6-7 (3), 4-6, 7-5 y 6-3 en tres horas y 25 minutos.
Milos es ya el primer jugador no europeo en alcanzar esta final desde el estadounidense Andy Roddick en 2009.
Seis participaciones en el All England le ha costado a Raonic lograr la final, e igualar con su compatriota Eugenie Bouchard, que lo hizo en la femenina, de hace dos años. Se ha convertido, además, en el más joven en lograr la última ronda, con 25 años y 196 días, después de Murray en 2012, con 25 años y 54 días.
Federer, ganador siete veces del título, nunca había perdido en las semifinales de este torneo hasta este viernes. Pero su físico, después del duelo de cuartos contra el croata Marin Cilic, también en cinco sets (tres horas y 17 minutos) ante quien salvó tres bolas de partido, le pasó factura, con problemas en el muslo derecho, y luego en el tobillo izquierdo, tras resbalar en el quinto set, cuando cedió su saque en el cuarto juego.
No lo tuvo fácil el canadiense, que hasta este viernes llevaba una racha negativa en hierba, contra jugadores situados entre los diez primeros, cosechando cuatro derrotas, pero ya había avisado aquí al vencer al belga David Goffin (11) en octavos.
Finalista en Queen's, antes de Wimbledon, contra Murray, la de este viernes era su segunda semifinal del año (Abierto de Australia), y un duelo en el que la potencia y la fuerza bruta se impuso a la magia.
En la repetición de la semifinal de 2014, Raonic firmó un primer set perfecto, sin ceder un solo punto de rotura, colosal al saque, adornando su juego con perfectas voleas, aprovechado su envergadura (1,96 metros) y lanzándose furibundo al ataque.
El discípulo de Carlos Moyá y John McEnroe, llegó a sacar a 231'7 kilómetros por hora, récord de velocidad del torneo, y lograr 23 «aces» para ser líder del torneo con 137 saques directos.
Pero en el desempate del segundo parcial, cuando antes había salvado cuatro puntos de set en el décimo juego, cometió una doble falta y propició que Federer se despegase en el marcador y se hiciera con este mini-juego, crucial para mantenerse en el partido.
Luego, el suizo logró romper en el séptimo del tercer parcial, por primera vez desde que comenzó el duelo, para ganarlo con facilidad. Pero en el cuarto, Roger cometió dos dobles faltas seguidas en el duodécimo (falló cinco saques seguidos) y entregó la manga a la tercera oportunidad de Milos.
Un masaje en el muslo derecho de Federer al acabar el set hizo que las alarmas saltaran. Y el suizo perdió su servicio en el cuarto juego. Pese a todo siguió bregando, pero Raonic ya se sabía ganador.
Dos suecos fueron testigos de la hazaña del canadiense. Stefan Edberg, exentrenador de Federer, que contempló el encuentro en el palco del suizo, y el mítico Bjorn Borg, quíntuple campeón de Wimbledon, en la primera fila del palco real.
Fueron testigos de una hecho casi histórico. Federer nunca había perdido en una semifinal de Wimbledon, y además el suizo no podrá ser en esta edición, con 34 años y 336 días, el jugador de mayor edad en alcanzar la final de Wimbledon, después del australiano Ken Rosewall (39 años y 246 días), cuando fue finalista en 1974.
Federer perseguía su triunfo 85 en estas pistas y la victoria 308 en su carrera, y ser el primer jugador en ganar el título, tras superar bolas de partido, en su caso tres, contra el croata Marin Cilic en semifinales, desde 1960, cuando el australiano Neale Fraser salvó cinco en cuartos.
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