Roglic, de 30 años, segundo en el Tour y reciente ganador de la Lieja Bastoña, dio el primer aviso en el estreno. Es el líder de su equipo y quiere ganar otra Vuelta. Dentro de un grupo con lo 8 más fuertes, atacó a 1 kilómetro de meta y entró con 1 segundo sobre el ecuatoriano Richard Carapaz (Ineos) y el irlandés Dan Martin (Israel).
En el mismo grupo viajaban el colombiano Esteban Chaves y el mallorquín Enric Mas. El daño de Roglic lo sufrieron nombres destacados como Alejandro Valverde, David de la Cruz o Tom Dumoulin, que cedieron 51 segundos, para empezar, un buen palo.
Roglic, premiado con 10 segundos de bonificación, quitó el precinto al maillot rojo, que defenderá en el segundo acto con 5 segundos sobre Carapaz y 7 respecto a Martin. Enric Mas, atento entre los mejores, dio buena impresión y es el primer español, sexto a 11 segundos.
Salió animada la primera etapa en la historia de la Vuelta que iba a terminar en un puerto de primera categoría. Ambiente raro, diferente, con reconocimiento facial en vez de el control de firmas habitual y mascarillas, símbolo de estos tiempos de pandemia.
Una jornada para los hombres de la general amenizada por un quinteto que protagonizó la primera fuga de esta 75 edición. La iniciativa, de un escapista nato, el campeón francés Remy Cavagna, a quien quien se unieron Wellens (Lotto Soudal), Bol (Burgos BH), Sütterlin (Sunweb) y Jauregui (AG2R).
Jumbo y Movistar al mando del pelotón enseguida mostraron sus intenciones de cuidar la general y pelear la etapa. Ambas escuadras no permitieron alegrías superiores a 4 minutos, que a la mitad del recorrido y coincidiendo con el inicio de los puertos apenas era de minuto y medio.
Los equipos de Roglic y Enric Mas pusieron la fuga «al baño maría», en espera de la cacería definitiva. Subiendo y bajando en un asfalto muy otoñal alfombrado por hojas secas, convertido en pista de patinaje, el sueño se mantuvo en las cimas de Udana y Kanpazar (3a), por donde el francés Quentin Jauregui pasó al frente.
Precisamente el ciclista de Cambrai resistió como último rebelde hasta que la marabunta lo devoró sin piedad nada más comenzar el ascenso a Elgeta (3a). Nueva etapa, otro decorado con todo por resolver. Se notaba ya el estrés en el pelotón en la pelea por la cabeza.
Elgeta seleccionó a un grupo aún nutrido y dejó claro que Chris Froome, el cuádruple ganador del Tour y doble de la Vuelta, está a años luz de su mejor momento. El otrora líder padecía descolgado; delante, su compañeros del Ineos, marcaban el ritmo con Andrey Amador.
Tras gestionar el descenso de Karabieta, Ineos pasó por Eibar batuta en mano. Restaba el ascenso a Arrate (1a, 5,3 kms al 7,7%), puerto emblema del ciclismo vasco, donde la Itzulia ha coronado a corredores como Enric Mas, que consiguió su primera victoria profesional en 2018, o Alejandro Valverde, ganador en tres ocasiones en esa cima.
Mientras tensaba Sosa, Kuus, el mejor gregario del Jumbo, soltó un primer órdago a 4,6 de meta para seleccionar a los más fuertes: allí estaban Roglic, Carapaz, Dan Martin, Carthy y Esteban Chaves. De ahí saldría el primer líder.
Atacó el británico Carthy y enseguida le atrapó Roglic. El esloveno vio que los rivales estaban un punto por detrás y atacó a 900 metros de meta. Junto al Santuario de Arrate, el patrón del año pasado volvió a tomar el mando. Primer líder y favorito número uno. Lo quiso dejar claro con su tercera victoria en la Vuelta.
Este miércoles se disputa la segunda etapa entre Pamplona y Lekunberri, con un recorrido de 151,6 kilómetros.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.