Imagen de la medalla de oro olímpica del regatista Jordi Calafat. | Pere Bota

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El verano de 1992 cambió para siempre la historia del deporte español... Y balear. Mañana lunes se cumplen 30 años de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, que del 25 de julio al 9 de agosto situaron a España en el mapa, relanzaron la imagen del país y de la ciudad anfitriona y bañaron en gloria a sus protagonistas. Porque las 22 medallas (13 de oro, 7 de plata y 2 de bronce) logradas siguen siendo el techo del olimpismo español, un hito sin comparación a estas alturas y en el que Balears, más que nunca hasta entonces, fue protagonista.

Porque tras 92 años desde la primera participación isleña en unos Juegos -Antoni Vela Vivó, remo, París 1900- llegaron las primeras medallas y, tras décadas con representación esporádica y alterna, se logró contar con una presencia sólida: once deportistas en seis modalidades formaron parte de esa historia que, tres décadas después, sigue presente en la memoria colectiva de la sociedad española. Y que supuso un antes y un después para Balears.

Balance

Tres medallas de oro y otra de plata, esta última en un deporte de exhibición y que no computó para el palmarés español, además de varios diplomas, fueron el resultado final de un largo camino en el que la irrupción del Plan ADO supuso un empujón notable para poder pelear de verdad con los mejores. Más allá de los resultados deportivos, Mallorca fue protagonista en la cuenta atrás hacia los Juegos. Por ser la opción inicial    como subsede de vela, acoger la preparación de equipos como el de ciclismo en pista -con un oro de la mano de José Manuel Moreno en el kilómetro- o ser una de las últimas paradas de la llama olímpica antes de llegar a la Ciudad Condal aquella noche del 25 de julio, en la que Juan Antonio San Epifanio ‘Epi' y antonio Rebollo protagonizaron el último relevo y el lanzamiento de la flecha que marcaron el kilómetro cero de los Juegos del Dream Team o los seis oros en gimnasia de Vitali Shcherbo.

Entre las recordadas medallas de oro que sumó España, dos de ellas gozaron de presencia y acento balear. La primera llegó el 3 de agosto, en el Port Olímpic y en el deporte que era por entonces un tiro fijo para el olimpismo balear: la vela. Jordi Calafat, en la clase 470 y junto a Kiko Sánchez Luna, subían a lo más alto del podio en la que era la primera presea en unos Juegos para Mallorca y Balears en casi un siglo de singladura. La última se hizo esperar, pero no estuvo exenta de emoción. Llegó por partida doble, fue de nuevo de oro, y se la colgó la selección de fútbol. De aquella inolvidable Quinta del Cobi fueron parte los jugadores del Real Mallorca Paco ‘Chichi' Soler y Gabriel Vidal -otro jugador, Antonio Pinilla, estuvo cedido aquella temporada en la Isla por el Barcelona-. La tercera no se incluyó en el medallero, pero supuso la plata en frontenis para la mallorquina Maite Palacios, que también formó parte de la historia de aquella cita para los anales, y en la que hubo más presencia balear, con participación de deportistas de Menorca y Eivissa.

Representación

Porque a los citados Jordi Calafat, ‘Chichi' Soler, Gabriel Vidal y Maite Palacios se unen otros deportistas que hicieron historia a pocos kilómetros de la Isla. En vela, Pepote Ballester (que sería oro cuatro años después en Atlanta), el menorquín Fernando Rita y el ibicenco Asier Fernández de Bobadilla completaron el roster. El voleibol de pista aportó doble presencia de la mano de Ernesto Rodríguez y Laura de la Torre; en ciclismo en pista, Gabriel Aynat mostró el camino que más tarde llenaría de gloria a la pista balear y el tirador Joan Seguí vivía sus quintos y últimos Juegos, una marca que, a escala balear, igualó el pasado verano el baloncestista Rudy Fernández en Tokio. Treinta años después, Barcelona 92 sigue estando muy presente. Como punto de inflexión, desde la propia inauguración, y guía de los éxitos que han dado forma a la generación de oro del deporte español, que dejó atrás décadas de sequía para situarse a la altura de los mejores.

Punto de vista
Fernando Fernández

Antes y después

Fernando Fernández

El verano de 1992 y aquellos Juegos marcaron un antes y un después en un deporte español escuálido a nivel estructural y sostenido por la generación espontánea. Se entendió que los resultados requerían de planificación e inversión. Y simbolizaron la unidad de una ciudad y sus gestores en torno a una cita que situó a Barcelona en la vanguardia. Aquel órdago de Narcís Serra, amparado por la llegada de Samaranch a la cima del COI y el entusiasmo de Pasqual Maragall, cambió para siempre la historia. Porque fue ahí donde empezó todo.

Punto de vista

La eclosión de la competición paralímpica

Semanas después de los Juegos Olímpicos, los Paralímpicos tomaron el relevo en otra cita que supuso un cambio radical. Allí hubo también una destacada participación balear, encabezada por el legendario nadador Xavi Torres, acompañado en la piscina por Jaume Roig, Juan Diego Gil y Aina Ginard. Además, Margalida Mora tomó parte en las competiciones de tiro y en ciclismo Margalida Vidal, además de un grupo de técnicos que formaron parte de una delegación sin precedentes hasta entonces.